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UNA SANA COSTUMBRE

Las peñas con amigos, una tendencia a la que cada vez se suman más juninenses

En una casa o en un bar, sólo de hombres o sólo de mujeres, lo importante es compartir una buena comida con los compañeros o camaradas, como mínimo, una vez al mes. Pónganse cómodos, y a disfrutar.

Podríamos decir que el fenómeno de las peñas de amigos es parte de un cambio en las costumbres sociales que se refleja casi como una moda en estos días. Sin embargo, sería muy liviano referirse a la amistad como una mera tendencia en boga.
La juntada con amigos, esas reuniones de horas incansables con almuerzo, cena o simples mates de por medio, son parte de una tradición añeja que no tiene que ver con el folklore o la música y que no reclama de autores, ni fecha de vencimiento.
Lo que sí ha cambiado en los últimos años es la frecuencia de esas reuniones y la constancia casi religiosa que profesan los que forman parte de una peña.
Es como una necesidad imperiosa, casi una obligación. Es una bocanada de aire para cortar la semana de trabajo y saber que a la noche espera el encuentro. Ese encuentro con la gente querida. Con la gente elegida. Para desquiciar la rutina.

Miércoles que te quiero…

Muchas veces –valga como confesión-, lo único bueno del lunes, de arrancar la semana, es saber que falta poco para la peña, que el martes o el miércoles llegan enseguida y con ellos la organización para el encuentro.
Tal vez por eso Gastón, Roby, Aldo, Germán, Jorge, Fabián y Claudio, un grupo de amigos de nuestra ciudad, se juntan a cenar ese mismo día.
“Nuestra peña se llama Zahir”, relata Claudio, uno de los integrantes que desde hace varios años, como tantos otros juninenses, comparte estos encuentros con amigos semanalmente.
“Somos todos hombres. Nos juntamos cada miércoles y siempre cocinamos. A veces uno, a veces otro por eso el menú es muy variado. Hay asados, comidas al disco, al horno”, explica y a la vez asegura, “generalmente el cocinero soy yo, pero hay uno de los chicos que es especialista en asados”.
Aunque la cosa no termina ahí, sino que cada uno tiene una tarea específica. Mientras alguno cocina, habrá otro encargado de hacer el café.
”El postre de la peña son los pochoclos”, dice Claudio.
“La idea surgió hace muchos años, yo me incorporé después pero la peña se renueva todo el tiempo, por distintas razones. Algunos que ya no vienen y otros que se agregan nuevos”, relata.
Actualmente son entre siete y ocho, más los invitados especiales que se van agregando, así como también los hijos de algunos, sobre todo en verano.
“Hablamos de todo en la peña, de la actualidad, de autos, de deportes, de  informática, lo que se de”.
Para la organización del encuentro, los amigos generalmente se comunican por celular. “Por whatsapp arreglamos todo. Tenemos especialmente un grupo que es de la peña y el mismo día miércoles a la mañana comenzamos a organizar qué se come y quién cocina”.
La elección del día para estos amigos no fue tan arbitraria sino más bien pensada como la ideal por estar en medio de la semana.
“Nos parece que el miércoles es el día justo como para cortar la semana”, dice Claudio. “Festejamos los cumpleaños y es muy raro que se suspenda. Al estar en un salón de fiestas, contamos con todos los elementos de cocina y parrilla como para que todo sea posible de la mejor forma. Realmente lo pasamos muy bien”.

De 30 a 60 años

Cada peña tiene su particularidad. Algunas permiten solo integrantes de un mismo sexo –sólo hombres o sólo mujeres- y algunas son mixtas. Las edades varían del mismo modo que el menú pero no cambia la idea de la reunión e incluso el gran deseo de que no se corte.
“Hace diez años que tenemos nuestra peña”, dice Silvana, en representación de su grupo. “Nos juntamos cada quince días, los martes. Es una vez en cada casa”.
Según cuenta Silvana, “comenzamos siendo cuatro mujeres, luego se agregó una más, después otras dos y por último dos más. Cocina siempre la dueña de casa y va con entrada, plato principal y postre. Es bien completito pero luego repartimos gastos”.
Esta peña de mujeres tiene dos días especiales en los que salen a cenar afuera. Son las fechas del día del amigo y fin de año.
“La idea de la peña surgió porque tres de mis amigas y yo terminamos el secundario juntas. Entonces nos comenzamos a juntar y de a poco fuimos incorporando a las cinco amigas restantes. Hoy somos nueve mujeres, de entre treinta y uno y sesenta años”.
Con edades variadas y personalidades más variadas aún, Silvana asegura que “se habla de todo. Hacemos terapia de llanto, terapia de la risa, hablamos de temas cotidianos y temas actuales que pasan en la sociedad”.
Pero este grupo no solo comparte peñas sino que muchas temporadas de verano.
“Vamos todas juntas a la pileta así que aparte de la peña compartimos cada tarde junto a la familia de cada una de nosotras. Nos morimos sin la peña. Nos necesitamos las unas a las otras”.

Todo menos política

No es que sea una regla prefijada ni mucho menos, pero en el grupo que forma Naian y sus amigas, todas compañeras de trabajo en el área de la salud y también de la facultad, la política está excluida.
“Hablamos de todo, de lo que nos pasa y temas en general. De salud, de moda, de comidas, de sexo, de hombres. Pero de política, nada”, destaca Naian.
Aunque no tienen un día de la semana definido, se reúnen cada quince días en casa de Carla, otra de las integrantes de este grupo de diez mujeres. Una vez al mes se dan el gusto de salir a cenar afuera.
“Generalmente cuando nos juntamos en una casa, cocina la dueña, pero si no hay muchas ganas pedimos delivery. Todo depende del ánimo y los tiempos, pero lo importante es juntarnos. Nos encanta”.
La espera del día de la peña es una especie de aliciente a la ajetreada semana de trabajo o estudio. Es siempre un buen motivo para descontracturar la rutina y disfrutar con los amigos de siempre.
Sin dudas las peñas son un momento de encuentro, de esos que tanto disfrutamos los argentinos.

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