EL PARTIDO SEMIFINAL HABÍA FINALIZADO SIN GOLES EN EL “ARENA CORINTHIANS”

Con Romero “prócer” en los penales, Argentina jugará la final con Alemania

La selección se impuso 4 a 2 en la definición desde los 12 pasos y buscará el tricampeonato mundial en el “Maracaná”.

Después de 24 años de frustraciones mundialistas, pero sin dejar a un lado el sufrimiento como en la mayoría de los partidos de este Brasil 2014, la Selección Argentina consiguió una épica victoria en los penales frente a Holanda, sustentada en las manos de Sergio Romero y la lucidez de sus pateadores, para volver a definir el máximo trofeo del deporte el próximo domingo en el Maracaná de Río de Janeiro frente a Alemania.
Por los miles que estuvieron en el Arena San Pablo, por los que estuvieron afuera en las calles de la capital paulista por no haber podido conseguir una entrada, por los que quedaron en el camino y por los 40 millones que desde sus televisores paralizaron el país en este feriado de Independencia quizás sea la victoria más emotiva y sufrida de la historia del fútbol argentino.
Este equipo se reconvirtió, no solo en el proceso sino también en este Mundial. Se solidificó en base a sus individualidades y en los duelos mano a mano no tuvo dudas.
No le quedó más nafta en el tanque a ninguno de los que tuvieron que dejar la vida en la cancha para darle a la Selección argentina este paso épico a la final, el próximo domingo a las 17 frente a la temible Alemania, en una remake de Italia 1990.
Con Mascherano como voz de mando a la hora de decidir cuándo y cómo ejercer la presión en la salida de la “Oranje”, la Argentina hacía sentir incómodo a su rival.
No le dejaba espacios a Sneijder, Robben y Van Persie, desaparecidos en los primeros 45 minutos salvo por una volea del “10” que se fue afuera.
Al momento de la posesión, fue importante la paciencia que tuvo el equipo albiceleste, al que no le dio vergüenza mover de un lado al otro el balón hasta encontrar el hueco.
El lado flaco de Holanda siempre fue el izquierdo, donde Martins Indi no daba pie con bola primero contra Enzo Pérez y después frente a Ezequiel Lavezzi, que siempre que encararon, ganaron.
Tuvo un par de situaciones para abrir el marcador pero Cillessen le contuvo un tiro libre a Messi y casi sobre el final una palomita de Garay que se fue cerca del travesaño.  
El partido cayó en un pozo, con Holanda sin ningún tipo de ideas para generar opciones de gol y la Argentina agazapada pero sin poder arrancar en velocidad ante la recuperación de la pelota.
Higuaín tuvo la de todos sus partidos, cuando desvió solo un pase-centro milimétrico de Enzo Pérez, de buen partido, pero la pelota se fue afuera.
Y ante el famoso “miedo a perder”, los dos equipos empezaron a pensar en el suplementario. Sabella movió fichas con Agüero y Palacio por Higuaín y Enzo Pérez, pero entraron apagados, a otro ritmo de lo que exigía el partido.
Para el final quedó el cierre heroico de Mascherano, el perro de presa incansable que tuvo Robben en las espaldas durante todo el partido y que no lo dejó definir cuando se había filtrado para quedar cara a cara con Romero.
En el primer tiempo del alargue no pasó nada. El cansancio se apoderó de los jugadores que prefirieron controlar la pelota.
Recién en la segunda mitad llegaron las emociones, cuando la Argentina, con la bandera de Messi, empezó a generar peligro en los últimos diez minutos.
Primero fue Palacio, que a pase de Maxi Rodríguez -el último cambio- quedó frente a Cillessen pero se bloqueó al definir e intentó levantarla con la cabeza cuando la pelota bajaba para pegarle de volea.
Y en el filo del silbatazo, Messi desbordó a una velocidad como si fueran diez minutos de partido por la banda derecha y lanzó el centro pasado para Maxi que no le pegó de lleno de volea y no pudo emular Alemania 2006 contra México.
Así se fueron a los penales, con la tensión, el cansancio y los nervios de tener que definir al finalista, algo que no habían podido hacer en 120 minutos.
   Romero, con las atajadas frente a Vlaar y Sneijder en la primera y tercera ejecución, le dio la confianza a sus compañeros que en fila no fallaron: Messi, Garay, Agüero y Maxi Rodríguez (sí, esta vez sí) le dieron el triunfo a la Argentina.
El festejo con vuelta olímpica incluida y todos entonando las canciones al compás de los hinchas, revoleando sus camisetas, es prueba de lo que luchó y sufrió este equipo.
Ahora es hora de festejar y descansar. El domingo, ante Alemania, está la Copa a la vuelta de la esquina. Animensé, ¡ Ustedes pueden !. 

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