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PERSONAJES DE NUESTRA CIUDAD

Rosana Silva: “El efecto que logra el arte en la gente es lo que me motiva”

Es la creadora del Instituto Cultural Latinoamericano y a través de él, promueve concursos literarios e intercambios internacionales de escritores. También es la promotora del grupo de teatro “Tolerancia Cero” y dirige el Centro Cultural “Arte Va”.

Rosana Silva nació en Junín. Aún conserva algunos recuerdos de su infancia en el barrio Nuestra Señora de Fátima, de la carpintería de aluminio de su padre –que también fue preso político– y de su madre, que falleció cuando ella era muy chica.
Hizo la primaria en la Escuela N° 22. Luego, comenzó la secundaria en el Comercial, pero “como era muy mala alumna”, según ella misma reconoce, terminó en el Nacional.
Siendo adolescente descubrió su fascinación por la literatura, más específicamente, por la poesía. “En mi casa se leía muchísimo, por eso me incliné por la escritura”, asevera.
Arrancó su camino como poeta a los 16 años. Como le gustaba mucho, hizo talleres literarios, participó en diferentes cursos, y empezó a competir en diferentes certámenes.
Fue así como ganó numerosos concursos y hoy tiene cinco libros publicados y más de 50 premios de nivel internacional.
Sin embargo, un día decidió dar un vuelco a su vida.

El Instituto Cultural Latinoamericano

“Cuando me di cuenta de que no podía vivir de la poesía, decidí dar un corte”, dice. Aun cuando había ganado numerosos premios, en el momento que sintió que la poesía iba a ser solamente un hobby, inició un proyecto para rescatar autores inéditos, de manera que pudieran publicar. “Porque yo sabía lo difícil que resultaba hacerlo”, remarca. En ese entonces Rosana ya había editado cinco libros, con Ediciones Nubla y con Raíz Alternativa.
Así fue como surgió el Instituto Cultural Latinoamericano. “Yo había hecho un viaje por América Latina que me hizo un clic por todo lo cultural que vi ahí–explica–; me pareció, entonces, que la mejor forma era canalizar esto de manera de que mi aporte fuera el de ayudar a otros escritores”.
A través de este instituto, organizaría concursos literarios de carácter internacional, cuyos premios serían la participación en antologías y hasta la edición de un libro propio para el ganador.
Arrancó haciendo su propia promoción, boca en boca, en los distintos certámenes en los que ella participaba.
Y en el año 2000 dio inicio a su proyecto: montó una oficina en una parte de su casa y organizó el primer concurso: “No sabía cómo me podía ir, ni cuánta gente podría llegar a asistir. Lo hice en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas, adonde concurrieron más de 150 personas. Esa fue la inauguración, con sus primeras tres antologías, para niños, adolescentes y adultos. Ya en ese primer concurso tuve un jurado de lujo, con intelectuales que son referentes de la poesía latinoamericana: Lucía Carmona, que es de La Rioja, Antonio Nassif, de Santiago del Estero, y Susana Valente, de Rosario”.
Allí quedaron seleccionados 85 autores. “Así arranqué y enseguida me fue bien, pero trabajé mucho para que eso fuera así”, comenta.
Desde entonces no paró más. Anualmente, organiza concursos en distintas categorías: papel, audiolibro y soporte digital. Y en todas las ediciones suma unos 2.000 participantes.
Los seleccionados participan en una antología y el ganador accede a la edición de su propio libro. Hay concursos sobre poesía y sobre narrativa.
Además, el instituto tiene su propia editorial, llamada Aries.
Después del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, pasó a hacer los encuentros para los concursos en La Ranchería. Más tarde, cuando empezó a ser más difícil conseguir fechas, se trasladó al salón de Luz y Fuerza, donde sigue haciendo las reuniones.
“Yo hago entre cuatro y cinco concursos por año –explica–, que comprenden papel, audiolibro y digital. Y siempre fueron y son internacionales”.
En 14 años, ya editó 160 antologías, entregó más de 500 premios y vino gente de 33 países distintos, como Estados Unidos, Canadá, España, Colombia, Venezuela, Cuba, Perú, Bolivia, Israel, entre otros.
Asimismo, en octubre de este año se hará el primer intercambio internacional de escritores: “En esta primera experiencia, un grupo de escritores viajará a Cuba y presentará sus obras en diferentes centros culturales de ese país. En esos mismos encuentros también se van a presentar escritores de una agrupación cubana, la asociación Hermano Saiz, cuyos miembros son jóvenes menores de 30 años. Con lo cual, la riqueza del encuentro no sólo pasa por lo cultural, sino por el intercambio desde lo etario”.

Teatro

Como escritora, Rosana creó algunas obras de teatro. “Tenía unas cuantas cosas que decir”, sostiene, al tiempo que explica que lo que hace en esta área es “una suerte de realismo y costumbrismo donde están las condiciones humanas muy a flor de piel”.
A partir de su deseo de que fueran representadas, buscó directores, intérpretes, y armó un grupo “mixto”, con actores profesionales y amateurs, porque para ella eso genera “un enriquecimiento muy importante”.
En 2002 se formó el grupo de teatro del instituto, que se llama “Tolerancia Cero”.
Con ese grupo hicieron varias de sus obras, como “Las independientes”, “Ahora decido yo”, “¿Qué hacemos con mamá?”, y “Hoy se habla de amor”.
Hace un año repusieron “¿Qué hacemos con mamá?” que, según dice, fue la pieza que más satisfacciones le dio.
Con esta obra –que codirige con Mirta Taberna– hicieron una gira muy interesante: “La presentamos dos veces a sala llena en La Ranchería; inauguramos el Auditorio Para la Paz, en Buenos Aires, un lugar para 700 personas; después nos salió una gira en Paraguay y a partir de ahí no paramos durante seis meses, en un recorrido que terminó en Cuba, adonde fuimos por un intercambio cultural”.
Según dice, “no es fácil montar una obra en Cuba porque allá, para pisar un escenario uno debe ser invitado por el gobierno y tener visa cultural”. En este punto, agradece la colaboración de Yaqui Saiz y Geraidy Britos, dos artistas cubanas que están radicadas en Junín, que le ayudaron en la obtención de las visas culturales y la organización del viaje.
La gira arrancó en La Habana, siguió en Santa Clara, donde se presentaron nada menos que en El Menjunje, luego lo hicieron en el teatro Dripy, y terminaron en Guantánamo, donde hicieron dos funciones en el teatro Guiñol.
A partir de esas actuaciones, uno de los actores del grupo “Tolerancia Cero”, Miguel García, obtuvo una beca para hacer una pasantía de un año en Cuba.
En tanto, en agosto retomarán la gira. Irán a Uruguay y Chile, y después continuarán por Rosario, Mar del Plata y otros lugares del país.
A partir de su experiencia con el teatro y lo que va a ser el intercambio de escritores, Rosana ya tiene un plan de trabajo que incluye dos viajes anuales a Cuba para presentar ambas disciplinas en diferentes espacios.

Arte Va


Otro de sus proyectos es la apertura del Centro Cultural Arte Va.
Un grupo de artistas, dirigidos por Rosana, están trabajando en un salón ubicado en Bernardo de Irigoyen 125, donde funcionará en  corto plazo un espacio dedicado a diferentes actividades artísticas.
“Estamos acondicionando el salón como para arrancar oficialmente, en poco tiempo”, cuenta Silva, para luego ampliar: “Esperamos poder poner una pequeña sala de teatro. De todas maneras, la idea es hacer un centro cultural por el que van a pasar distintas disciplinas. Por cómo lo estamos armando, es uno de los mejores de la zona, porque tiene un cielorraso de primera, con luces de las mejores, un escenario de seis por cuatro, un buen equipo de sonido y toda la infraestructura necesaria en función de eso. Además es muy moderno y está muy bien hecho”.
Rosana considera que en nuestra ciudad “hay una movida cultural muy grande, pero para asistir a un espectáculo, Junín es complicado, porque la gente está acostumbrada a que todo tiene que ser gratis, y no es así porque el artista tiene que vivir”.
Aunque al mismo tiempo advierte que “si viene alguien de Buenos Aires, el juninense gasta 300 pesos para verlo, sólo porque es de afuera, más allá de la calidad”.
En tal sentido, espera que “el centro cultural sea un espacio para contener” y por eso considera que “tendría que tener una impronta comunitaria muy fuerte”.

Balance

Silva comenta que, en general, no trabaja con gente de Junín. “No porque yo no quiera, sino porque no se acercan”, aclara. De hecho, sólo hay dos escritoras locales en su Instituto: Alicia Coronel y Raquel Magrassi. “Supongo que a veces se subestima el trabajo que se hace acá”, desliza.
Con todo, afirma que su actividad le da “satisfacciones enormes”, y profundiza: “Es inabarcable todo lo que se puede generar en el otro. Nosotros trabajamos por objetivos por año, y siempre los cumplimos. A partir de ahora, los objetivos son los viajes a Cuba de octubre y de mayo, un nuevo intercambio con Colombia, y no parar de buscar nuevas alternativas. El efecto que logra el arte en la gente es lo que me motiva, porque eso no lo podés creer. Diría que tengo casi todos mis sueños cumplidos, pero mi objetivo es llevar mis producciones teatrales a más países. Y estamos trabajando para eso”. 

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