Tomates

Muchas veces me pregunto por qué voy a tal o cual negocio; a fin de cuentas, la mayoría vende un producto que podría conseguir en cualquier otro lado. ¿Cuál es el motivo de mi elección? El ejercicio implica ubicarme en posición de consumidor y ensayar una mirada objetiva para concluir en una reflexión profesional.
Por momentos, elijo la despensa de Raúl, él siempre me espera con las puertas abiertas en una actitud que responde a su política horaria. Más allá de su simpatía habitual, su diferencial es estar, siempre estar.
Los viernes a la tarde llega “el permitido”, el “gustito” ante la tarea cumplida y, en ese momento,  me inclino por los detalles; un tomate cherry o disecado; un queso y una cerveza que suena a “ligera”. El negocio elegido aparenta ser uno más pero ahí dentro, entre góndolas de yerba, lavandina y otras cotidianeidades están esos productos que me conducen a la sensación de premiación: me estoy dando un gusto. El aroma también lo hace especial, me hace especial a mi que llevo tres cosas en el canasto.
Se trata de percepciones. Implica atender esos detalles que completan de sentido lo que queremos que la gente piense de nuestro negocio. Acaso no podemos seguir diciendo “tenemos de todo” con la pretensión de que la gente imagine “de todo” sino decir “tenemos esto, es nuestra especialidad y es para vos”.
Muchas veces, contar con una misma oferta no implica renunciar a un diferencial. El concepto que quiero acercarles hoy es lo que denominamos “producto extendido”, esa sensación o experiencia que hace que los consumidores se inclinen por una u otra propuesta.
¿Acaso podríamos decir la pizzería Ribas era una más? No quisiera entrar en un debate pero, si algo recuerdo de aquel lugar no es precisamente la pizza (personalmente me gusta más a la piedra). Lo que si recuerdo es su gente, las mesas y la destreza del mozo para abrir la coca con una sola mano depositando la chapita en su abultado bolsillo.
¿Dónde habitan los motivos por los cuales un cliente elige uno u otro comercio?
Quizá los comerciantes de Junín deben preguntarse qué ofrecen, qué es lo que desean que la gente recuerde de su propuesta. Muchos dirán que lo que tienen “está a la vista”, otros tendrán la capacidad de desarrollar una propuesta por la cual confían en diferenciarse de los demás. Los primeros, quedarán expuestos a la infidelidad de ante un cambio de precio o la aparición de nuevas propuestas. Los segundos construirán relaciones fuertes, duraderas en un contexto competitivo cada vez más exigente.
¿Tenés tomatitos cherry?