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EDUCACIÓN

En las nocturnas que admiten alumnos adolescentes, el 70% es menor de 17 años

En Junín, más de mil personas cursan a través de los programas de semipresencialidad, Fines y el CENS. Cada vez más jóvenes siguen estas opciones, en los programas que los aceptan. Las causas de esta realidad.

Una tendencia que crece año a año es la de los alumnos adolescentes que concurren a las escuelas para adultos.
Las alternativas educativas que se cursan a la noche, nacieron como una posibilidad para los adultos que no habían completados sus estudios primarios o secundarios. En ese marco, cada vez hay más opciones para quien quiera terminar sus estudios.
Por un lado, está el Centro Educativo de Nivel Secundario (CENS) de Junín, que funciona en la Escuela N° 7, con extensiones en el Centro de Formación Profesional, en la Escuela N° 12 y en la Escuela N° 3. “Todos son nocturnos y se cursa de lunes a viernes”, explica Laura Perelli, inspectora de Educación para Adultos.
Además, hay dos programas de terminalidad, uno de modalidad semipresencial y otro que es el plan Fines (Finalización de Estudios primarios y secundarios). Para acceder al primero se debe ser mayor de 18 años, y en el segundo, mayor de 21, entre otras exigencias. “Estas nuevas iniciativas que son para flexibilizar la propuesta pedagógica, en la que se cursan menos días, se deben cumplir ciertos requisitos”, aclara Perelli.
Entre los alumnos que concurren al Cens, semipresencialidad y Fines, son más de mil los alumnos que recurren a estas propuestas de educación no tradicional.
“Para el Cens se admiten menores de entre 15 y 17 años en primer año –cuenta Perelli–, que tienen la obligatoriedad de ir a un espacio de fortalecimiento, que está a cargo de una maestra para adultos. De esos alumnos, 7 de cada 10 son menores de 18 años”.

Análisis

Al momento de analizar esta tendencia verificable en los últimos años, Perelli cree es importante el hecho de que “se le dio la posibilidad a este colectivo de adolescentes al que se le hacía imposible cursar la secundaria común, de seis años, en turno mañana o tarde”. Y puntualiza: “Generalmente, las razones son de índole económico, familiar, porque son adolescentes que han sido mamás o tienen carga de familia, y también por cuestiones personales. Acá también se incluye a los chicos judicializados”.
En tal sentido, la inspectora remarca que el sistema cuenta con “una población bastante importante, donde la problemática es de índole social, no intelectual, es decir, tienen capacidades comunes a todo adolescente, pero tienen una realidad de vida que les imposibilita cursar el secundario tradicional”.
Esta realidad tiene su basamento en que en la actualidad muchos jóvenes colaboran en su casa, ya sea cuidando hermanos o trabajando, “entonces esto de ir después de las 18.30 les permite hacer el secundario”. Perelli advierte que esto “no implica que todos se sostengan”, aunque aclara que “con el espacio de fortalecimiento se logró ensanchar la brecha de sostenimiento”.
Este sistema de fortalecimiento educativo incluye un trabajo conjunto del maestro del ciclo con un docente de adultos que funciona como tutor y hace el apoyo escolar.
Perelli, que hizo la mayor parte de su extensa carrera en el sistema de educación de adultos, advierte que “hay cada vez más adolescentes y eso no es lo óptimo, porque el joven tendría que hacer su secundario de seis años, en su tiempo, con sus pares, pero esta es la realidad que se está viviendo”.
Y en ese marco, observa: “Uno de los lineamientos políticos es la inclusión, es decir que se considera que es mejor que estén dentro de estos espacios, y no afuera. No obstante, yo creo que hay razones exógenas al sistema educativo las que hacen que estos adolescentes no puedan seguir con su regularidad su secundario común”.

¿Es más fácil?


Hay un lugar común, un prejuicio, que sostiene que el secundario en las escuelas nocturnas es más fácil, y esa sería una de las motivaciones que tendrían algunos jóvenes para terminar sus estudios en este tipo de establecimientos.
Sin embargo, Perelli desmiente este preconcepto: “En realidad, está comprobado que no es más fácil porque son sistemas a distancia, entonces, en dos clases, el profesor da los lineamientos generales, actúa como tutor, y el resto lo tiene que hacer el alumno en su casa y para eso se deben tener las herramientas. Hay una flexibilidad que no significa que sea más sencillo”.
Asimismo, remarca que “tampoco es más fácil para los docentes”, porque este formato exige una gran cantidad de trabajos prácticos y actividades fuera de clases que implican que luego deben dedicarle mucho tiempo por fuera del horario de cursada.

Cambios

El CENS local nació en 1982 mediante un convenio firmado entre el Instituto Nacional para la Educación de Adultos y el Círculo de Suboficiales, con el fin de que terminen el secundario aquellos militares que no lo habían hecho. Luego tuvo la misma función para los policías y en los años 90 se abrió al resto de la comunidad.
Siempre orientado a la educación de adultos, se incorporó un sistema de semipresencialidad destinado a quienes, por razones laborales, no pueden incorporarse al régimen nocturno. De esta manera tienen la posibilidad de hacerlo bajo esta modalidad, concurriendo una vez por semana.
En los últimos años se sumó el plan Fines, también destinado a adultos, que no acepta menores de 21 años.
“Hay una continuidad –dice Perelli– porque los programas los tenemos en los barrios y las localidades, lo que le facilita a la gente el sostenimiento del mismo por no tener que movilizarse demasiado”.
La inspectora en Educación de Adultos remarca que “este año, a partir del programa Progresar, creció mucho la matrícula del plan Fines y también se anotó mucha gente en los cursos de Formación Profesional. En general, al principio la gente tiene miedo de la validez del programa, pero los títulos son oficiales”.
Con todo, Perelli concluye: “Estos programas a veces son un arma de doble filo porque en algunas   escuelas se piensa que es una competencia desleal, argumentando que se deben cursar uno o dos días por semana, a diferencia de los cinco que cursan los que van a las escuelas. Pero esto está dirigido a un colectivo de ciudadanos a los que se les imposibilita este hecho de poder cursar todos los días”. 

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