JUNÍN DEL BICENTENARIO

Rumbo al 2027: el debate de una ciudad no puede quedar en atavismos medievales

Con inmerso orgullo y sumo placer vengo leyendo cada domingo en “Democracia” que la semilla que  planté en el año 2007 hoy es motivo de debate  participativo de referentes sociales de diversos  ámbitos para discutir el  Bicentenario de Junín.
En efecto, en aquella fecha presenté mi libro “A XX de los CC- Pensado Junín de Cara al Bicentenario” como una meditación  sobre los desafíos que puede y debe enfrentar nuestra ciudad  en sus doscientos años. Faltaban 20, era una buena fecha para iniciar una reflexión. Lo simbólico de los 20 años (“que no son nada”) con lo trascedente del Bicentenario.
El libro se articuló pretendiendo dar respuestas a las clásicas preguntas del periodismo: ¿Por qué?, ¿Cuándo?, ¿Qué?, ¿Cómo, ¿Dónde? y ¿Quién? como espacios para dilucidar una respuesta que culmine en una construcción colectiva de un proyecto sustentable e inclusivo de ciudad.
Afortunadamente muchos de los temas allí planteados han sido encarados por la administración municipal o por la sociedad civil en su conjunto. La reelaboración del Plan Estratégico es uno de los puntos que indica que Junín es una ciudad en movimiento. Traza, con lápiz grueso, el modelo a seguir y es flexible para adaptarlo a la coyuntura.
Así la cuestión urbanística, el traslado a la Terminal, la diversificación de la matriz productiva y tantos temas abordados  en  1998/2000 han sido ejecutados o puestos en marcha en estos años.  Otros, por diversos motivos que exceden esta nota, han sido postergados o dependían de decisiones nacionales o provinciales, que por mezquinos intereses políticos no han tenido éxito, retrasando y amesetando el bienestar de todos los juninenses.
La opacidad del pensamiento a largo plazo de cierta clase con poder de decisión conspiró contra la efectivización de las aspiraciones legítimas expresadas en un documento que despejaba el futuro.
El ideario o imaginario de cómo es Junín dista mucho de lo qué es exactamente Junín. Una de las cuestiones fundamentales para la toma de decisiones es la correcta  información.   Leyendas y mitos urbanos, que he tratado profusamente en el libro citado, fuertemente enraizados  en personas con poder e influencia en la comunidad, se transmiten acríticamente. En vez de datos ciertos y verificados, investigaciones, estudios y esfuerzo,  se imponen en el discurso eslóganes o simples disparates  canonizándose  como verdades absolutas. Algunas interesadas y otras inocentes son elevadas  a axiomas juninenses. Estas  sacralizaciones de ideas preconcebidas  han  conspirado  y atentan en el desarrollo de nuestra ciudad.
Los responsables de la toma de decisiones deben tener la formación suficiente  y la capacidad para enfrentar el  status quo característico de nuestras ciudades medianas rompiendo  tabúes, mediocridades, conformismos  y resignaciones. No es fácil, pero tampoco imposible.  De a poco Junín se ha transformado en ciudad abierta, permeable al cambio y la transformación. El 2027 es un cuarto del Siglo XXI.  El debate de una ciudad no puede quedar en  atavismos medievales.
Si el discurso rumbo al 2027 va a ser un conjunto de respuestas políticamente correctas,  armadas a la carta o paladar circunstancial, sin riesgos de enfrentar desafíos de fondo, jalonados de emociones por sobre razones, tamizado en foros de debate que no son más que puestas en escenas de algún eventual candidato, es con mayor convicción en donde la sociedad juninense debe participar y no dejarse arrebatar su fuerza como comunidad políticamente organizada.
Debatir con la excusa del futuro, pero en el presente rehuir de compromisos ya acordados por la comunidad en el anterior Plan, es falsear y deslegitimar el esfuerzo de los que nos precedieron. Con qué grado de franqueza va a desarrollarse un debate para el Bicentenario si lo que se acordó para estos años se  vota en contra,  se lo tergiversa mediáticamente, se lo judicializa. Desconozco la convicción con la se debatirá el futuro, si en el presente, algunos, intentan tirar por la borda, con alarmante soberbia, lo que otros (Junín de hace 15 años pensó), envalentonados por  los fuegos artificiales de un flash o un me gusta de red social.
No pueden volver a repetirse estas inconsistencias camino al 2027. Si el contrato social va a ser un bicentenario juninense razonado, comprometido, armonizando los intereses y proyectando la comunidad local, hemos avanzado un significativo escalón, ya que no hacemos más que perdurar  lo que Junín viene haciendo desde un tiempo a esta parte.  Borrar y empezar de nuevo, con sus nuevas verdades y relatos, es una tentación de algunos.
La  permanencia de ciertos valores compartidos hace que se sostengan las instituciones que se traducen en definitiva  en el  bienestar general. Estos valores, no los mitos y leyendas de los que hablé más arriba, se trasladan y construyen  por generaciones y mantienen una cohesión social sobre el Junín que fuimos, el que estamos y el que queremos.
Mario Meoni construyó sobre lo que dejó Abel Miguel, y éste sobre lo que dejaron los anteriores,  así sucesivamente hacia atrás.  Y  los que vengan deberán edificar sobre lo que está. Junín hacia el Bicentenario no puede ser disruptivo. Si todo fuera fundacional, como se desliza del discurso o relato de algún sector político, romperíamos esos lazos invisibles que de generación en generación   mantiene  presente  Junín en el mapa en los ámbitos  político, cultural, deportivo, social, comercial, industrial y  educacional.


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