Confidencias de Olivos

Aníbal Fernández recibió el lunes pasado un llamado de Gobierno para citarlo en la Residencia Presidencial de Olivos, pero no sabía por qué la presidenta Cristina Kirchner quería verlo.   Cuando llegó a la quinta, la mandataria le pidió que la  acompañara a caminar y, luego de charlar sobre la coyuntura política, le dijo que lo quería como su nuevo secretario general.
Fernández no dudó en aceptar el cargo y no puso reparos, pero había una pregunta que no podía dejar de hacer: “¿Y con el pelado qué va a pasar?”, en alusión a Oscar Parrilli.
De esa manera, en la confianza del diálogo íntimo con la jefa de Estado, Aníbal preguntó por el destino de quien ahora es su antecesor, a lo que la Presidenta respondió: “Mejor no preguntes lo que no querés saber”.
Horas después, se anunció oficialmente el nombramiento de  Parrilli en la Secretaría de Inteligencia y de Fernández en la Secretaría General, algo que tomó por sorpresa a los propios colaboradores del hasta entonces senador.

Aníbal es humano

Una vez conocida la noticia de su nueva designación, el ahora exsenador nacional Aníbal Fernández tuvo una cálida despedida durante la sesión del Senado, aunque a algunos de sus pares les cuesta expresarse un poco más que a otros en esos momentos.
Uno de ellos fue el jefe del bloque oficialista, Miguel Ángel Pichetto, quien con su seriedad habitual (y para las risas de todo el recinto) dijo: “No me gustan las despedidas, ni los velorios, ni los casamientos. Pero él sabe el afecto que le tenemos”.
Otro fue el macrista Alfredo de Ángeli, quien dijo que a pesar de “las peleas y las diferencias” que tuvieron durante el conflicto por la 125, ahora que ambos compartieron el Senado descubrió que Aníbal “es un ser humano”.
Las carcajadas sonaron de una punta a la otra del recinto y mientras De Ángeli les pedía que le dejaran terminar la oración, algo que no pudo hacer porque las risas de los senadores y del presidente de la Cámara, Amado Boudou, no lo dejaron.<

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