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ENCUESTA DE DEMOCRACIA

Estar en “familia” y tener “salud”, las causas de la felicidad de los juninenses

En efecto, la mayoría de los votantes en el sondeo web de este diario se inclinaron por estas dos opciones: el 35 por ciento dijo que se siente bien estando con los suyos, mientras que el 31.33 por ciento, gozando de una vida sin enfermedades. En tercer lugar aparece con “amor”; en cuarto, en “vacaciones”; y por último, con “trabajo”.

La mayoría de los votantes en la encuesta semanal de Democracia, que se publica en el sitio de Internet www.diariodemocracia.com, expresó que es feliz cuando está “en familia” y con “salud”.
En efecto, ante la pregunta “¿Cuándo se siente más feliz?”, la mayoría de los votantes en el sondeo virtual de este diario se inclinó por estas dos opciones: el 35 por ciento dijo que se siente bien estando con los suyos, mientras que el 31.33 por ciento, gozando de una vida sin enfermedades.
En tercer lugar aparece con “amor”; en cuarto, en “vacaciones”; y por último, con “trabajo”.
En total participaron de la encuesta web 300 lectores.

¿Cuándo somos más felices?


Somos más felices temprano por la mañana y poco antes de la medianoche, según un estudio realizado en Estados Unidos a través de Twitter.
La investigación, realizada por sociólogos de la Universidad Cornell de Nueva York, ha analizado el contenido de 509 millones de 'tweets' enviados por los internautas de 84 países a lo largo de dos años. Con el seguimiento de las palabras positivas de los mensajes, los expertos observaron tendencias en los cambios de humor de los usuarios.
El estudio mostró que los picos de felicidad siempre se dan al amanecer, cuando predominan los estados de ánimo positivos, como el entusiasmo, la alegría y las ganas de hacer cosas. A medida que avanza el día, el buen humor decae, aunque se recupera a última hora de la tarde, de manera que las horas más tristes son las que coinciden con la jornada de trabajo.
El humor empeora con el inicio del día laboral y mejora con su fin. En la mayoría de los países el desánimo máximo se observa los martes y el mejor humor el fin de semana. En caso de países musulmanes, como Emiratos Árabes Unidos, donde los fines de semana son los viernes y los sábados, el peor día es el lunes y el mejor, el viernes.
Sin embargo, los fines de semana se observa el mismo ciclo de altibajos del estado de ánimo que en los días laborables. Por lo tanto, los cambios no pueden depender solo del trabajo sino que también deben de tener un sustrato biológico. "El sueño y el reloj biológico son determinantes importantes del estado de ánimo", comentaron los investigadores del estudio, Michael Macy y Scott Golder.

Más dinero, más felicidad

El dinero sí compra la felicidad en realidad, y más dinero conduce a una mayor felicidad, según un estudio publicado por investigadores en economía. Si bien un vínculo entre el dinero y el bienestar no es de extrañar, el nuevo estudio contradice una investigación anterior que sugería que ese efecto disminuía si se superaba un cierto nivel de ingresos por el cual las personas ven satisfechas sus necesidades básicas.
"No encontramos evidencia de un punto de saciedad", indicaron los economistas de la Universidad de Michigan, Betsey Stevenson y Justin Wolfers, en su artículo publicado en la revista American Economic Review, Papers and Proceedings.
"El vínculo entre bienestar e ingreso que se encuentra al examinar sólo a los pobres, es similar al encontrado al analizar sólo a los ricos", dijeron.
En su investigación, hallaron que esa relación es válida al hacer comparaciones entre países ricos y pobres y entre personas ricas y pobres dentro de cada país.
Este estudio es el más reciente en un tema muy debatido, y parece contradecir la llamada "Paradoja de Easterlin", elaborada en 1974 por Richard Easterlin, ahora en la Universidad del Sur de California.
La investigación de Easterlin, basada sobre todo en estudios en Japón, sugirió poco o ningún aumento en la felicidad nacional a pesar del despegue económico en el país después de la II Guerra Mundial.
Investigaciones posteriores indicaron que por encima de ingresos anuales de 75.000 dólares en Estados Unidos, y de entre 8.000 y 25.000 dólares en países más pobres, el dinero ya no afecta el bienestar.
Stevenson y Wolfers señalan ahora que su investigación demostró que la Paradoja Easterlin y otras teorías similares están equivocadas. "Si hay un punto de saciedad, aún no se ha alcanzado", escribieron. "No encontramos evidencia de una ruptura significativa ni en la relación felicidad-ingreso, ni en la relación satisfacción con la vida-ingreso, incluso en ingresos anuales de hasta medio millón de dólares", precisaron.
Stevenson y Wolfers utilizaron datos de tres estudios de países diferentes, incluyendo la encuesta Pew Global Attitudes, la Encuesta Mundial Gallup y el Programa Internacional de Encuestas Sociales (ISSP, por sus siglas en inglés).
"Si bien los beneficios del ingreso disminuyen en tanto los países se hacen más ricos, nunca desaparecen. Duplicar los ingresos de un país tiene el mismo impacto en el bienestar de sus ciudadanos, independientemente del punto de partida inicial", indicaron
Stevenson y Wolfers han estado estudiando este tema durante años, y las últimas investigaciones apoyan sus conclusiones en un estudio realizado en 2008.
"Aunque la idea de que hay un cierto nivel crítico de ingresos, a partir del cual el ingreso ya no impacta en el bienestar, es intuitivamente atractiva, (esa idea) se contradice con los datos", concluyeron.  

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