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TRASTIENDA POLÍTICA

Dilema de los intendentes con el bono de fin de año

Más allá de que, como recalcan en el kirchnerismo, la medida pueda oler a demagogia, el anuncio de Sergio Massa sobre el pago de un bono de fin de año para los empleados municipales de las comunas bonaerenses gobernadas por el Frente Renovador está llamado a incomodar a los intendentes del oficialismo. La razón: estos últimos no pagarán ese plus básicamente porque siguen órdenes “de arriba”.
Lo admite un intendente del Conurbano que responde a la Casa Rosada en diálogo con este diario: él y la mayoría de sus colegas podrían afrontar ese gasto extraordinario, y de paso anotarse un poroto con la opinión pública local, porque tienen a buen resguardo bancario un par de masas salariales mensuales. Pero no lo hacen porque bajó hacia sus distritos un ultimátum político, que reconoce terminales en el ministro de Economía nacional, Axel Kicillof, y en la propia presidenta Cristina Fernández, aún cuando ésta se recupera de un delicado problema de salud.
Según esa lógica oficial nacional, pagar una suma extra al aguinaldo supondría que desde el propio Frente para la Victoria se reconoce la escalada inflacionaria y su poder de erosión sobre el salario. Y no sólo eso: también, que las estimaciones oficiales sobre la suba de precios son, por lo menos, inexactas.
Lo notable es que la mayoría de los intendentes del oficialismo acatan la orden aún cuando, fuera de micrófono, suelen regalar muy críticas opiniones respecto al desempeño del titular del Palacio de Hacienda y de lo que él representa. Esto es: una opción presidencial por consejeros con vinculación nula con el peronismo.

Cara visible

Sin gestión propia para mostrar desde que renunció a la intendencia de Tigre, Massa jugó muy astutamente a ser “la cara” del pago de esa suma extra de fin de año que recibirán los empleados municipales de los 25 distritos manejados por sus aliados renovadores. En criollo: el rostro de una buena noticia.
Reunió en Hurlingham a los intendentes aliados para la llamada “foto de familia”, avisó que el pago extra será un bono de entre el 30 y el 40% del medio aguinaldo dependiendo la realidad de cada comuna y, de paso, dijo que avanzaría judicialmente para que el salario anual complementario no quede afectado por el pago del Impuesto a las Ganancias. Casi como si fuera un dirigente gremial.
Massa buscó así mostrarse como gestor, como ejecutor, aún cuando el cargo que ostenta –diputado nacional- lo confine a una tarea más bien opaca, acaso menos redituable en términos de impacto mediático.
Este último es todo un tema de debate en el massismo dado que los adversarios más fuertes del tigrense, Daniel Scioli y Mauricio Macri, ostentan el estatus de gobernadores y, por lo tanto, de administradores de la cosa pública en sus respectivos distritos. Que, por cierto, son los más grandes del país.

Incomodidad

La situación de incomodidad para los alcaldes del FPV radica en tener que explicar por qué ellos, que se suponen beneficiados financieramente por la condición de oficialistas durante la década K, no pueden abonar el plus salarial mientras que los opositores, que viven de lo que recaudan y suelen quejarse porque no reciben dinero extra desde las arcas nacionales, pueden concederlo sin tomar deuda.
En muchos casos, incluso, hay situaciones de cercanía territorial que se vuelven una bomba de tiempo: en un distrito del FR los empleados tendrán aumento y en uno que está literalmente pegado no lo habrá. Aunque no se diga, en el oficialismo se teme cierto efecto contagio que avive el malestar gremial municipal.
Encima, los alcaldes del kirchnerismo vienen bastante enojados porque tuvieron que aceptar la ley que fija paritarias para los empleados municipales en condiciones parecidas a lo que son las discusiones salariales de los estatales provinciales, a partir de un proyecto que nació con la anuencia del propio oficialismo en la Legislatura de la Provincia.
La jugada de Massa resulta, en cierto modo, un palazo directo también para Scioli, su rival no sólo en la carrera presidencial sino también en la construcción de liderazgo partidario.
Es que la gestión sciolista en la Provincia ya ha ratificado que no dará ese bono extra de fin de año que exigen los distintos gremios de empleados estatales provinciales, siguiendo la línea de acción del gobierno nacional, que decretó lo mismo. Con una salvedad: la Casa Rosada, buscando pasar un fin de año con relativa tranquilidad en las calles, habilitó cierto guiño a las ramas industriales del sector privado para que haya acuerdo entre gremios y patronales en lo referido al dichoso “plus” salarial.
En el massismo admiten que se venía observando con preocupación cierta percepción general del mundillo político respecto a que Scioli, finalmente, quedaría posicionado como el candidato más competitivo del FPV. Hasta Tigre llegaron los mismos rumores que recorren el PJ oficial: que, más allá de que hoy se anote una legión de aspirantes presidenciales kirchneristas, el gobernador bonaerense prácticamente no tendrá rivales para la Primaria Abierta de agosto del año que viene. 

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