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PANORAMA AGROPECUARIO

Productores de la región, preocupados por las perspectivas de esta campaña

Con proyecciones de caída del sector para el año próximo, ruralistas de la zona muestran su inquietud por el futuro. Afirman que se agravan los problemas de rentabilidad y advierten que las circunstancias están llevando a profundizar el proceso de sojización.

En el ámbito agropecuario, las proyecciones para el año próximo no son las mejores.
Con la soja a un valor que en la actualidad ronda los 350 dólares (llegó a superarlos U$S 600), hay estudios que indican que en 2015 habrá una fuerte baja en el sector.
Así lo reflejan los últimos cálculos realizados por la consultora Abeceb.com, que estima una caída del 9,7% para el agro en el año que viene.
La región, por supuesto, no escapa a esa tendencia y referentes de distintas ciudades admitieron a Democracia la “preocupación” de los productores ante este escenario, en el que ven mermada su rentabilidad.
No obstante, también se advierte una postura de cierta expectativa por parte de los chacareros, que esperan cambios en las políticas hacia el sector, a partir de los resultados de las elecciones del año próximo.

Rentabilidad

“Nosotros vemos que hemos perdido la rentabilidad porque con la baja de precio de los cereales y con la suba de los impuestos, más el Inmobiliario que es impagable, realmente no podemos subsistir”.
De esta manera, el presidente de la Sociedad Rural de Lincoln, Aníbal Fernández, admite que la situación es compleja.
“No escapamos a lo que sucede en toda la economía –continúa–, con una inflación del 40% e impuestos que son realmente abusivos y agresivos, estamos con una falta de rentabilidad importante”.
El vicepresidente de la Sociedad Rural de Junín y representante de la entidad en la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Rodrigo Esponda, considera que los productores se deberán “acostumbrar a la baja rentabilidad del campo”, y profundiza: “Los precios de los mercados internacionales son estos, la soja a 600 dólares no va a volver porque no es un precio real, desde mi punto de vista. Obviamente que este valor con la presión impositiva que tenemos en la Argentina, no sirve. Este precio en Uruguay no es un problema. Por supuesto que si valiera más sería mejor, pero en Uruguay, donde no existen las retenciones, no genera la preocupación que hay acá. Entonces tenemos que rever este negocio, planificarlo con una soja de 350 dólares”.
Por su parte, el ingeniero agrónomo pergaminense, Jorge Elustondo, señala que “hay una situación de gran preocupación” en el sector agrícola de su distrito.
Elustondo trabaja en la Universidad de Buenos Aires, y es asesor del senador Juan Carlos Marino, vicepresidente del Senado de la Nación, y del titular de la Auditoría General de la Nación, Leandro Despuy. De acuerdo a su análisis, hay campos que están quedando sin alquilarse “porque hubo un aumento sensible en los costos de producción y lo que históricamente era un costo de diez quintales de soja, hoy la mayoría de los productores lo estima en 14 o 15 quintales”.
Entonces “pagando un arrendamiento superior a los 14 quintales, quiere decir que de arranque está en 30 quintales abajo”.
Elustondo hace hincapié en este aspecto porque “en la actualidad, el 60 ó 70 por ciento de los granos que se entrega, es por parte de arrendatarios”.

Menos maíz y más soja

La consecuencia más concreta en este panorama, es la profundización del proceso de sojización que se está dando en el último tiempo y del que no escapa nuestra región.
Sebastián Sofía, presidente de la Sociedad Rural de Chacabuco, cuenta que en su distrito se sembró “muy poco trigo”. Si bien es cierto que esa zona fue “muy castigada en el aspecto climático”, a mediados de agosto “empezó a retirarse el agua”.
Sofía explica que “con respecto a la cosecha gruesa, diría que no se hizo casi nada de maíz, pero era sabido que iba a tomar el mismo camino que el trigo, lamentablemente, por la falta de rentabilidad, y más allá de los precios internacionales, porque no se exporta”.
De acuerdo a su análisis, “esto genera que haya cada vez más superficie sembrada de soja”.
En ese marco, Elustondo traza un cuadro similar, haciendo hincapié en el aspecto tecnológico: “El tema es qué se va a sembrar y con qué nivel de tecnología. Lo único que permite bajar la calidad del paquete tecnológico es la soja, entonces lo que se va a lograr con esto es incentivar el proceso de sojización. Por lo tanto, en algunos campos se van a abandonar rotaciones que son esenciales para el buen manejo de los suelos. Ese es el panorama que viene, y a largo plazo se está afectando la sustentabilidad del sistema. Hoy hay menos superficie de maíz, con una menor inversión en tecnología y, por consiguiente, una menor productividad. Por lo tanto, seguramente habrá un menor volumen de cosecha total”.
Coincidentemente, Esponda comenta que “el maíz se sembró, pero disminuyó el porcentaje de superficie, y que se haya sembrado menos implica que puede haber dos problemas desde el punto de vista agropecuario: la rotación y la diversificación. Este último punto es el que permitiría la repartición de riesgos”.

Preocupación

Frente a este escenario, los referentes agropecuarios muestran su inquietud por el futuro inmediato, aunque también esperan que haya cambios en las políticas del sector a partir del próximo gobierno.
“Estamos todos medio depresivos”, se lamenta Fernández.
No obstante, asevera que más allá de los inconvenientes, “la gente del campo no para, sigue tratando de general riqueza, aunque a veces no nos dejan”.
En tanto, Elustondo ve “sobre todo, resignación y desánimo” entre sus colegas, aunque también advierte que hay “expectativas puestas en el cambio”.
Y añade: “No veo intención de protesta porque la mayoría de los argentinos nos hemos dado cuenta de que la protesta pierde eficacia cuando hay un gobierno que es incapaz de escuchar, comprender, y de cambiar el rumbo. Así que creo que se va a desensillar hasta que aclare”.
Finalmente, Esponda también hace referencia a que “hoy el productor tiene muchísimas expectativas en poder sembrar, llevar adelante una campaña tranquila y prepararse para lo que va a venir”.
Aunque aclara que no hay ilusión en que los cambios sean inmediatos: “Por supuesto que no hay ninguna expectativa de que este gobierno vaya a cambiar sus métodos pero el productor sí entiende que el próximo gobierno, sea quien sea, va a tener que cambiar los modos”.
Al mismo tiempo, enfatiza que “gane quien gane en las próximas elecciones, va a tener que ver al campo como un sector productivo, deberá comprender que el productor no es un antipatria porque guardó un bolsón de semillas o un golpista porque hizo comida para las vacas, sino que tendría que entender que es alguien que con una previsibilidad y un rumbo medianamente fijo, puede hacer una producción mayor que genere divisas para el país”. 

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