TRIBUNA DEL LECTOR

Quo Vadis

“Una obsesión patológica por destruir a su país”. Esta frase, escuchada en una entrevista radial, proferida por un periodista político colombiano, por su audacia y crudeza, me impactó.
No creo necesaria aclaración alguna respecto al destinatario de esas palabras, que, a tenor de los acontecimientos que estamos viviendo lo argentinos, me llevan a formular algunas reflexiones:
Pienso que marcó un punto de inflexión el momento en que la Presidente asume que su poder, por los menos al frente del Poder Ejecutivo, finalizará en el 2015. A partir de allí, se acentúa el carácter hegemónico e inconsulto de muchas de sus decisiones. No olvidemos que no hay reuniones de Gabinete y las funciones de su jefe, han pasado a ser las de un vocero oficial.
Pero muy a vuelo de pájaro (no buitres), por razones de espacio, basta recordar algunos hechos, como por ejemplo, mantener y respaldar en su cargo al Vicepresidente Boudou, un aventurero de la política y a quien deja a cargo cuando se ausenta del país, o el manejo de la economía, con la incorporación de su nuevo ministro estrella, que arregla todo pagándole a Repsol alrededor de 6000 millones de dólares, cuando la iban a demandar por el vaciamiento de YPF, o al Club de París 3700 millones mas de lo adeudado, sin dar explicación alguna, etc.
Mantener un déficit fiscal que en gran parte se origina por las incesantes designaciones en el Estado, como el reclutamiento de una suerte de  militancia  rentada,  que han solucionado con una emisión monetaria  desmadrada y sin respaldo, que ha generado, en gran medida, la incontrolable  inflación y la recesión.
Hablando de los fondos buitres, pienso que sería interesante conocer la nómina de tenedores de esos bonos. No llamaría la atención que entre ellos haya algunos “caranchos” argentinos”.
Por ser de absoluta actualidad, quizá los términos de su discurso en la Asamblea de la ONU, en el que tildó de terroristas a los fondos holdouts, la Justicia americana nos declaró en desacato por incumplimiento del pago de la sentencia.
Y el insólito giro antinorteamericano que ha impreso a sus mensajes. Habría que bajar algunos decibeles y preservar las relaciones bilaterales con el país mas importante del mundo. Si persiste en esta actitud, en cualquier momento nos notificarán la multa diaria que tendremos que oblar hasta que paguemos lo adeudado.
Por todo ello y un montón de dislates más, pregunto: ¿Quo vadis, señora presidente?



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