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SALUD

Trastornos obsesivos compulsivos: cómo reconocer síntomas y tratar la enfermedad

Se considera el cuarto diagnóstico más frecuente dentro de las patologías psíquicas, luego de las fobias, los trastornos relacionados con sustancias y la depresión. La opinión de la psiquiatra Estefanía Meza.

La incidencia de las enfermedades relacionadas con los altos niveles de estrés -que hoy padece un gran porcentaje de personas-, se traduce actualmente en el cuarto diagnóstico más frecuente en lo que respecta a las patologías psíquicas.
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC), encuadrado dentro de los trastornos de ansiedad, es una enfermedad que afecta la salud mental del individuo en diferentes grados y formas de presentación.
Estefanía Meza, médica psiquiatra de importante trayectoria (ex residente del Hospital T. Álvarez, de la ciudad de Buenos Aires, actualmente desempeñándose en la Clínica Santa Ana, Clínica Villafañe, Comunidad Terapéutica San Ignacio y Hospital de Viamonte), explica cómo reconocer y tratar esta enfermedad.

Ideas e impulso

”La obsesión es algo que pertenece al mundo de las ideas, significa  pensar constantemente en ello, tener pensamientos recurrentes”, explica la doctora y agrega: “Por su parte, la compulsión se da cuando las ideas pasan al terreno de la conducta, o sea, al hacer determinadas cosas y ya no solo pensar, de manera recurrente”.
Las obsesiones y las compulsiones son las características de esta enfermedad, donde la idea o el impulso, o las dos cosas, se presentan en forma persistente, intrusiva  y de forma incoercible en la mente de la persona.
”Las obsesiones más típicas son sobre contaminación, “tener las manos sucias” o dudas como “olvidar la puerta sin llave”. Esto se acompaña de miedo ansioso que se resuelve con la compulsión, que en estos ejemplos sería, “lavarse las manos” y “verificar la puerta cerrada”.
“Tales situaciones se producen en forma constante, no pudiendo evitarse, complicando  sobremanera la vida cotidiana del individuo y su trato con el resto de las personas”.
Según explica la profesional, “uno de los patrones característicos sintomáticos son: la idea de contaminación -uno de los más frecuentes- cuando la persona está obsesionada con que todo está sucio y contaminado, entonces evita compulsivamente todo lo que presume contaminado”.
“Pero como el espectro de cosas es cada vez más amplio y le resulta cada vez más difícil evitar estos objetos comienza con la compulsión del lavado de manos, llegando a lastimarse la piel gravemente, por lo que tal vez su primer acercamiento a una consulta sea a través del consultorio del dermatólogo quien probablemente le sugiera o solicite una interconsulta con el psiquiatra o psicólogo”.
Otro síntoma, que Meza denomina “duda patológica”, puede resultar familiar o al menos perceptible de ser descubierto por alguien en el entorno de la persona. “Es por ejemplo esa obsesión con olvidar apagar la cocina, entonces la persona necesita comprobar múltiples veces que eso no es así”.
Como tercer y cuarto síntoma, Meza indica “el pensamiento intrusivo, donde solo hay pensamiento obsesivo sin presencia de compulsión, en general pensamientos del orden de lo sexual y por último, la simetría donde aparece la necesidad de orden y precisión lo que obliga muchas veces a la persona a hacer las cosas de forma muy lenta para lograr esto”.
Ante las confusiones que suelen generarse en el común de la gente a la hora de reconocer un TOC y diferenciarlo de ciertas manías que pueden afectar nuestra vida cotidiana, Meza advierte que, “en  tanto no afecten la libertad del sujeto y no se encuentre ‘atado’ a esas manías, no hay ningún problema con tenerlas, no es patológico ni requiere intervención, al menos que la persona se sienta en algún punto preocupado o angustiado, entonces en la consulta se podrá averiguar de qué se trata”.
“Es importante aclarar que todo el mundo presenta alguna vez en su vida uno o más episodios de ansiedad, que se caracterizan por una serie de síntomas tales como taquicardia, sensación de opresión en el pecho, inquietud, malestar estomacal”.
 Estos episodios de ansiedad son una señal de alerta  donde se advierte un peligro y la persona puede tomar medidas para enfrentar lo que siente que lo está amenazando.
”Lo que diferencia esto del miedo, es que éste es una respuesta a algo que conocemos, externo, en tanto la ansiedad se produce en respuesta a una situación que desconocemos, vaga, interna.  Tales episodios de ansiedad aislados, no deben ser tomados como algo patológico”, destaca.

Tratamiento

El trastorno obsesivo compulsivo afecta enormemente la vida social, afectiva y laboral del sujeto, puesto que limita su vida y pierde libertad de acción.
“En muchos casos puede llegar a ser objeto de burla, sobre todo si el T.O.C aparece a edades tempranas, generando baja autoestima, culpa por no poder evitar hacer lo que hace, aislamiento, y con esto el riesgo de que aparezca también una patología afectiva, como la depresión”, explica.
“Es importante, como en cualquier otra patología, un enfoque holístico, que integre todos los aspectos de la persona y su entorno, ya que solo el tratamiento psicofarmacológico, si bien es importante, no alcanza”, agrega.
Existen las terapias conductuales que se consideran tan efectivas como el tratamiento farmacológico, y hasta podría considerarse como de elección para este trastorno, pero para lograr un buen resultado en el paciente debe estar sumamente comprometido con querer mejorar, ya que debe poner mucho de él.
“En algunos casos, se observan buenos resultados con la psicoterapia, la terapia familiar, que resulta muy importante y útil para la familia y ayuda a que se creen alianzas terapéuticas entre el terapeuta, la familia y el paciente”.
Debido a la alta prevalencia de los TOC resulta de suma importancia que se puedan reconocer sus síntomas y así lograr un tratamiento temprano correcto, evitando o al menos atenuando, el grado de deterioro psicosocial que acarrea para el sujeto que la padece y su entorno vincular.
“Esta enfermedad tiene una alta tasa de morbilidad con otras patologías psiquiátricas, o sea, a lo largo de la vida de la persona podrán aparecer trastornos depresivos, fobias, trastornos de la conducta alimentaria, consumo de alcohol y otros trastornos de la personalidad”.
Aún así, un buen tratamiento puede mejorar la calidad de vida del paciente e incluso evitar que se manifiesten otros trastornos.
”Con un tratamiento acertado, contención y afecto del entorno, los tratamientos actuales funcionan”, asegura la profesional. “Y si tal vez en algunos casos no curan, sí atenúan los síntomas y permiten a la persona tener la vida que desee y desarrollarse en todo su potencial”. 

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