“Los hechos son sagrados, las opiniones son libres”. Este viejo concepto del periodismo sigue hoy más vigente que nunca. Por eso, mientras desde distintas esferas se trata de minimizar el incremento del delito y la escalada de violencia en Junín, Democracia responde con lo que mejor sabe hacer: periodismo. Apuntando la cámara hacia donde hay que apuntarla –pese a que las imágenes muchas veces sean crudas-, poniendo el micrófono o el grabador donde hay que ponerlo: en todos los actores sociales.
Tanto es así que en los últimos días el fotógrafo de Democracia recibió una cobarde amenaza por parte de un efectivo policial. Y tras la nota publicada por este diario, se inició una investigación judicial, que sigue su curso.
Con Democracia los lectores pudieron enterarse de que el cacerolazo contra la inseguridad -previsto para el 7 de marzo- no fue organizado por ningún “hacker”, sino por un vecino con nombre y apellido, que dio la cara en una nota con este diario y con TeleNoticias, y contó su historia: la de una víctima más de la delincuencia. Con todo, el pedido de mayor seguridad es un legítimo reclamo de la sociedad.
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