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EN CHIVILCOY

Una campaña publicitaria que conmovió a toda una ciudad

Un local de indumentaria para niños eligió a cuatro chicos con síndrome de Down para promocionar su apertura. Inclusión, emoción y un gran orgullo para sus familias.

Parecía un gesto muy chiquito y cotidiano, pero la lucha de una mamá por lograr la inclusión de su hija con síndrome de Down y la iniciativa de las dueñas de un local de ropa lograron convertirlo en algo grande. Una campaña publicitaria modificó la mirada de una ciudad entera.
Se llaman Indiana, Milagros, Nicolás y Clara. Cuatro nenes con síndrome de Down y pasiones de su edad. Les gusta cantar, bailar, jugar y, por qué no, protagonizar una campaña gráfica junto a otros chicos.
A las encargadas del local de ropa infantil Timoteo, la idea se les ocurrió de manera muy natural. Acababan de abrir el negocio y buscaban una forma de promocionarlo. Entonces pensaron “hagamos algo distinto”, y decidieron ofrecer a sus clientes hacer posar a sus hijos con la ropa que vendían. Nadie quedó afuera.
Una idea sencilla que llenó los padres de orgullo y logró algo más en esta ciudad bonaerense de 75 mil habitantes, y quizás en toda la Argentina.
Todo comenzó con la lucha de Marcela Fabiana Maldonado Maestri, mamá de Milagros, una nena rubia con ojos amorosos y sinceros. El posteo que hizo de la foto que le sacaron a su hija en Facebook hizo correr la historia que llegó a ser noticia.
“No se imaginan lo importante, lo sano, lo imprescindible que es que nuestros hijos con capacidades diferentes sean incluidos en el universo convencional. Desinvisibilizarlos es tarea y obligación de todos, ser distintos es normal, entonces... ¿Por qué taparlos, esconderlos, obviarlos, ignorarlos?”, escribió en su cuenta luego de que le sacarán las fotos a Mili. Meses después murió de cáncer.
El caso de Mariana es otra historia. Cuando le propusieron sacarles fotos a sus dos hijas la idea le encantó y su primera respuesta fue un sí entusiasta. Pero después de caminar media cuadra volvió al negocio preocupada y le preguntó a las chicas: “¿Pero sabés que mi bebé tiene síndrome de Down?”.
“Me dijeron con naturalidad que sí. Y me cayó algo encima que no podía creer. La gente discrimina mucho. Me sentí feliz. Fue muy lindo hacer la campaña y ver a mi hija posar con los demás chicos en la vidriera del negocio”, explicó entre lágrimas Mariana, mamá de Indiana.
“Era algo muy natural para nosotras, no nos imaginábamos la repercusión que iba a tener por el orgullo que sentía cada mamá”, explicó Myriam, una de las encargadas del negocio.    
“Esperamos que haya un efecto contagioso y que las marcas de los niños y de los grandes integren a las personas con capacidades diferentes. Que prueben, porque la verdad que es un gusto”, agregó Lourdes, una de las socias.
El secreto de la integración de los nenes como Mili, Nico, Clara o Indiana es sencillo. Solo hace falta tomarse un poco de tiempo. “A los chicos con síndrome de Down hay que exigirles lo mismo que a los otros, pero con más paciencia. Y así lo pueden lograr todo”, aseguró Adrián, papá de Milagros. 

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