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SEGÚN UN ESTUDIO HECHO SOLO EN MUJERES

Estrés a los 40 ¿una puerta al Alzheimer?

Científicos detectaron la enfermedad en pacientes ancianas que habían estado sometidas a varios factores de estrés en la mediana edad.

Estar sometido a altos niveles de estrés en la mediana edad podría incrementar los riesgos de padecer Alzheimer años más tarde.
Así se desprende de un estudio dado a conocer recientemente, hecho sobre mujeres durante un período de alrededor de 40 años, y en el que se detectó que las pacientes estudiadas que desarrollaron la enfermedad en la tercera edad fueron las que declararon estar sometidas a uno o varios factores de estrés en la mediana edad.
Este estudio no es el primero en vincular al Alzheimer con el estrés. Trabajos anteriores, desarrollados por investigadores del Instituto Max Planck de Alemania y de la Universidad de California, en Estados Unidos, sugirieron que el estrés crónico podría favorecer el desarrollo de la enfermedad.
Especialistas locales, en tanto, invitan a relativizar y tomar con cautela los resultados de estos estudios, al considerar que la relación entre estrés y Alzheimer sería más bien indirecta.
“Los factores de estrés más comunes pueden incidir en la evolución de la enfermedad o acelerar su desarrollo en aquellas personas especialmente vulnerables. Pero no pueden provocar Alzheimer”, dice Aníbal Areco, director de Salud Mental de la Provincia.
Para Areco, “hay que tener en cuenta que los factores de estrés son comunes a toda la población y que sólo pueden asociarse a la aparición del Alzheimer en aquellos que tienen una predisposición natural a la enfermedad”.

El último estudio

El nuevo trabajo encargado de asociar estrés con riesgo de Alzheimer fue realizado por científicos de la Unidad de Epidemiología Neuropsiquiátrica de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia.
Los científicos partieron de una certeza, que dice que es esperable que una experiencia traumática aumente el riesgo de padecer secuelas mentales o neurológicas en el futuro.
Y quisieron saber cómo afectaban a la salud neurológica los estresores de una vida normal, tales como los problemas, conflictos y cambios. Elementos que producen estrés sin poder considerarse excepcionales.

800 mujeres estudiadas durante 40 años

Liderados por Lena Johansson, los investigadores hicieron un seguimiento a 800 mujeres suecas nacidas entre 1914 y 1930 durante un período de aproximadamente 40 años.
Las participantes del estudio se sometieron a distintos exámenes y tests neuropsiquiátricos regularmente durante su vida (en los años 1974, 1980, 1992, 2000 y 2005).
Cada vez que lo hacían, contaban si sufrían síntomas vinculados al estrés, como irritabilidad, miedos frecuentes o problemas de sueño.
Al mismo tiempo, respondieron acerca de cómo las afectaban en lo personal algunos de los estresantes más comunes de la vida cotidiana de una mujer de edad mediana, como tener problemas en el trabajo, haberse divorciado, cuidar a un familiar con algún problema mental o necesitar ayuda del estado.
El trabajo revela que el 25% de las mujeres que formaron parte de la muestra reconocieron experimentar uno de esos factores estresantes en su vida, mientras que el 16% sumaban cuatro de esos factores.
Mientras la investigación se desarrollaba, el 19% de las mujeres estudiadas (153) desarrollaron demencia y 104 de ellas fueron diagnosticadas con Alzheimer.
Los investigadores cruzaron datos y detectaron un vínculo entre aquellas que habían declarado estar sometidas a mayor cantidad de factores de estrés y la presencia de Alzheimer.

Cadena de reacciones

Si bien los científicos destacaron que es necesario hacer otras investigaciones para confirmar los resultados de este estudio, dieron algunos argumentos que abonan la idea de una relación estrecha entre exceso de estrés y demencia.
Según indicaron los autores del trabajo, el estrés podría causar una cascada de reacciones fisiológicas en el sistema nervioso central, el sistema endócrino, el sistema inmune y el sistema cardiovascular que, de forma conjunta, afectarían el funcionamiento del cerebro y, en consecuencia, aumentarían las posibilidades de desarrollar demencia. 

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