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EL TRAGICO DESTINO DE DOS HERMANAS ASESINADAS CON 12 AÑOS DE DIFERENCIA

Otro caso Colo: matan a una mujer dentro de un local de fiestas infantiles

Fue identificada como Sandra Colo, de 43 años, quien apareció ahorcada en el interior del comercio “Abracadabra”. En 2000, su hermana Claudia fue víctima de uno de los homicidios más aberrantes de Junín. El caso fue caratulado “homicidio en ocasión de robo”.

La moto gris y amarilla, marca “Mondial Max”, siendo trasladada en un patrullero fue la última postal que vinculó a Sandra Viviana Colo (43) con el lugar de su muerte.
Eran las 17.15. Más de ocho horas habían pasado desde el momento en que la mujer llegó a su trabajo, el salón de fiestas infantiles “Abracadabra”, situado en la calle Alem 388, un sitio asociado con el encanto y la calidez pero que de repente se convirtió en la sucursal del infierno para una familia juninense.
Sandra trabajaba en el pelotero. A las 9, estacionó su pequeño rodado sobre la vereda y abrió el local como todos los días. Lo que sucedió después, una vez que la mujer se introdujo en el negocio, está signado por una macabra turbulencia imposible de reconstruir con hechos concretos.  
Sandra salía de trabajar al mediodía y acostumbraba a no tardar demasiado tiempo en llegar a la casa de sus padres, con quienes vivía, para almorzar y tener un rato de descanso hasta retornar al pelotero para afrontar el turno tarde. Sin embargo, el hecho de que a las 13 todavía no hubiera vuelto y de que no respondiese a los llamados al teléfono celular alertó a Juan Colo, el sufrido padre al que doce años atrás le habían entregado el cadáver de su otra hija, Claudia, después de que el asesino hubiera descuartizado e introducido su cuerpo en bolsas de residuos (ver aparte).
Preocupado por la falta de señales de su hija, el hombre fue a buscar a Sandra al trabajo y lo primero que vio fue la moto. Golpeó varios minutos la puerta y sintió que la desesperación lo invadía. Llamó al dueño del local y le pidió que acudiera urgente con las llaves.

Boca abajo, y sin vida…

Pasaron pocos minutos para que Emiliano Costanzi, propietario del negocio, llegara y se develara el misterio con una imagen atroz: el cuerpo de Sandra yacía tendido en el piso de la cocina, boca abajo, ya sin vida. Había sido ahorcada con un pedazo de sábana, ligado a un palo de escoba que ofició de torniquete para que la presión sobre el cuello no cediera en ningún momento.
El rostro de la víctima mostraba un color azulado, producto de la muerte por asfixia, pero así y todo se notaba que había sido golpeado de manera brutal.
Los rastros de sangre hallados en las baldosas –de los cuales el homicida habría intentado deshacerse, pero sin lograrlo por completo- evidenciaron que en esos instantes de fatalidad hubo una feroz golpiza que precedió al estrangulamiento.

“Enseguida vuelvo”

La confirmación del asesinato demandó la intervención inmediata de los peritos de la Policía Científica, junto a quienes llegó más de una decena de efectivos comandados por el jefe de la Policía Distrital, Marcelo Arigüel, y su par de la Departamental, Sergio Gil.
En medio de un ambiente que fue creciendo en conmoción a medida que la noticia se iba esparciendo entre los vecinos y la gente que pasaba por el lugar, empezaron a sumarse versiones sobre lo que había ocurrido durante la mañana en el interior del local.
Según uno de esos comentarios, confirmado por los investigadores, los empleados de una sodería local pasaron a dejar mercadería alrededor de las 10 y se encontraron con un papel en la puerta con la leyenda “enseguida vuelvo”.
Pero los soderos no volvieron a pasar por esa cuadra -incluso dejaron una nota avisando que no retornarían-, por lo que hasta el momento no pudo comprobarse si quien había dejado el escrito era Sandra o si se trató de un artilugio del homicida.    
“Estaba escrito de una forma rara”, soltó uno de los uniformados que rastrillaba ayer la zona, en busca de ese papel.
Un dato que reforzaría la hipótesis del robo –el cual consta en el parte de prensa enviado anoche por la Fiscalía General de Junín- es que en uno de los escritorios ubicado a escasos centímetros de donde se consumó el hecho había dos billeteras con 150 y 500 pesos, pertenecientes al propietario del lugar, quien acreditó la sustracción.
Sin embargo, altas fuentes policiales se mostraron incrédulas sobre esta línea investigativa, y aseveraron que quien cometió el crimen no se llevó los anillos de oro de la víctima, ni el teléfono celular ni la moto.

Escenas desgarradoras

Mientras el misterio y la bronca se confundían en un solo sentimiento que se podía palpar en el aire, desde la vereda opuesta al pelotero podían observarse las escenas desgarradoras de dolor protagonizadas por Juan Colo, su mujer, María Luisa Radini, Marcelo y Soledad, hermanos de la joven asesinada.
Después de más de dos horas de labor de los peritos, el cadáver de Sandra Colo fue retirado del domicilio del crimen a las 16.30.
“Estoy destrozado. Jamás imaginé que me podía encontrar con una cosa así”, expresó el titular de “Abracadabra”, en un breve diálogo con DEMOCRACIA.
Los restos de Sandra son velados en la casa dos Reis Hermanos y serán inhumados hoy, a las 10, en el cementerio del Oeste de nuestra ciudad.
“Queremos justicia”, expresó ayer Juan Colo, ante las autoridades presentes, en medio de un sordo grito de dolor.

La sombra de Correa

Conocida la noticia del asesinato de Sandra Colo, su lazo de sangre directo con Claudia  y la saña implementada por el homicida en el caso ocurrido ayer en el pelotero de calle Alem, fue casi imposible no relacionar el suceso con el macabro crimen del 15 de enero de 2000 en la agencia de seguros de Daniel González (ubicada en calle Rivadavia, a escasos metros de Winter).
¿Una venganza? La pregunta quedó flotando un buen rato y a todos les volvió a la mente el nombre de José Luis Correa, el hombre que fue condenado a perpetua por haber descuartizado a Claudia hace doce años y medio. ¿Podía ser que ese hombre al que le habían cancelado las salidas transitorias de la cárcel por mentirle a las autoridades del penal estuviese en Junín y estuviera relacionado con el brutal ataque ocurrido en el salón de fiestas?
En horas de la noche, desde la DDI (Dirección Departamental de Investigación) le informaron a DEMOCRACIA que Correa se encuentra alojado en el penal de Sierra Chica, lugar al que fue trasladado hace un par de semanas, descartando así esta hipótesis.

La investigación

La investigación del asesinato se encuentra a cargo del fiscal de Junín Angel Quidiello, quien a diferencia de lo que postularon fuentes policiales, caratuló la causa como “Homicidio en ocasión de robo”.  
De todas formas, el propio Quidiello le dijo anoche a DEMOCRACIA que la causa fue rotulada de ese modo “en principio”, dando a entender que puede haber giros en la pesquisa sobre la base de nuevas pruebas recolectadas en la causa.
“Estamos efectuando las tareas de campo con el material recabado en el lugar del hecho”, afirmó el funcionario del Ministerio Público, y dijo que no había “imputados” por el caso.
El cadáver de Sandra fue hallado por su progenitor, a las 13.30 aproximadamente, en el interior del local de juegos infantiles.
Por la tarde noche, la Policía realizó un amplio rastrillaje, casa por casa, por Pueblo Nuevo, para tratar de encontrar rastros del crimen o algún indicio.

Autopsia: murió asfixiada

Entre las 18 y las 21 de ayer se realizó la operación de autopsia, la que estuvo a cargo de la doctora Mirta Mollo, directora del Instituto de Investigación Criminal y Ciencias Forenses Norte y los doctores Osvaldo Carpinella y Jorge Cortés, de la Policía Científica de Junín.
El informe ubica la posible hora del deceso entre las 10 y las 12 del mediodía de ayer, y que el mismo se produjo por asfixia mecánica por estrangulación a lazo. Además, se acreditó la existencia de politraumatismos faciales y estallido hepático por aplastamiento.

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