TRIBUNA DEL LECTOR

Parábola de la rana hervida

Si introducimos una rana en un recipiente con agua hirviendo, el animal saltará inmediatamente para salir de él; pero si la metemos en agua a temperatura ambiente y empezamos a calentar paulatinamente la misma, la rana permanecerá tranquila hasta morir literalmente hervida. 

No somos tan distintos a la rana. En las diferentes “ollas” de la vida, actuamos por costumbre, algunas buenas y otras malas. 

“La rutina puede degradar, pero también puede proteger" (Richard Sennet), sean ámbitos laborales, sentimentales o familiares, entre otros. 

Cuando empezamos a padecer una situación desagradable, por ejemplo en lo laboral, ya sea por un jefe déspota, un entorno enrarecido o incluso casos más graves de acoso de cualquier índole, y no actuamos, dejamos poco a poco que la temperatura aumente, llegando a extremos nocivos.

Los accidentes pasan, las cosas malas pasan, pero muchas veces las situaciones nefastas que vivimos no aparecen por arte de magia, se gestan momento a momento: padecemos algo pero lo soportamos por un fin mayor, que a veces es necesario, pero otras veces sólo permite que poco a poco se instale una realidad insostenible, una bola de nieve tan grande de la que no podemos escapar.

-¿Qué ha sido de la ilusión y motivación que tenía cuando empecé en este trabajo?

-¿Qué ha sido del amor por mi pareja? ¿Cómo es que ahora no nos soportamos?

-¿Cuándo se han hecho mis hijos mayores de repente? o ¿Cuándo he perdido su confianza y hemos empezado a distanciarnos?

-¿Qué ha sido de mi salud? ¿Cómo he ganado tanto peso? ¿Cómo puedo tener el colesterol tan alto? ¡Qué mayor me veo de repente!

Esta parábola nos muestra que cada momento, cada detalle y decisión ponderada a lo largo del tiempo es el camino recorrido hacia el destino que es nuestro presente. Presente que muchas veces se vuelve elusivo, ya que a veces vivimos rememorando un pasado, o soñando un futuro. Claro que de vez en cuando encontramos nuestro centro, en el medio de la circunstancia, nos miramos a nosotros mismos y damos cuenta de que llegamos a donde estamos, sea bueno o malo, por la tendencia que elegimos o acatamos.

Esta parábola nos permite ver tanto que un “buen” o “mal” presente se construye día a día. Tomar conciencia de la gradualidad de los cambios y empezar a notarlos funciona como “termómetro”, nos da información, abre el panorama, y entonces podemos dirigir nuestra “acción” para fortalecer un buen camino o apartarse de uno malo.

COMENTARIOS