¿EVASION IMPOSITIVA EN EL CAMPO?

Alzari: una suma de desconocimiento más protagonismo

Según Santiago Montoya, dos tercios de los productores rurales de la provincia de Buenos Aires no declaran ingresos brutos y el tercio restante sólo lo hace por el sesenta por ciento de lo que les correspondería.

Francisco Alzari es presidente de la Sociedad Rural de Junín y, para él, la evasión de mil millones de pesos anuales de la que habla el funcionario recaudador de la provincia es un despropósito producto de que ignora los hábitos en los negocios rurales y de "su necesidad de encolumna-miento político actual que lo lleva a buscar un grado de protagonismo".
"Pero como se dio cuenta que sus dichos no resisten ningún análisis, ya no los repite".
Alzari señala que los productores agropecuarios no están exentos de pagar ingresos brutos pero que son los acopiadores y los frigoríficos los encargados de retener el porcentaje que corresponde abonar cuando le pagan al productor. De allí que ningún productor tiene capacidad material de evadir. Si alguien evade es el encargado de la retención.
"Cuando Montoya se queja por el no pago del impuesto a los sellos es porque ignora cual es el hábito. Es cierto que cuando un arrendamiento se hace por escrito existe la obligación de tributar el 10 por mil sobre el monto total del contrato. Y de hecho se hace, porque sino el contrato no es sellado. Y si no tiene sello, no tiene fecha cierta. Pero ocurre que muchos contratos son verbales. No hay redacción. Es una tradición en el campo argentino. El propio código civil reconoce a la tradición como una fuente del derecho. Por tanto, los contratos no escritos no pagan impuesto a los sellos porque, precisamente, no son registrables. Montoya pretende que todos los contratos sean escritos, algo que nosotros resistimos porque no se puede desconocer de un día para otro una forma de trabajar que lleva siglos".
Respecto del impuesto sobre ingresos brutos sobre los arrendamientos, Alzari explica que también aquí Montoya se equivoca o pretende gravar lo que la ley no autoriza. Dice que si el propietario de una parcela es una sociedad anónima debe tributar el 3,5 por ciento de los ingresos por arrendamiento, pero que si el propietario es una persona física, la ley lo exime del pago, salvo en el caso de que posea dos o más parcelas. "Aunque esto es también injusto porque así alguien que tiene un campo de mil hectáreas no tributa mientras que un propietario de 150 hectáreas divididas en tres parcelas sí lo hace. Debería imponerse sobre el total de superficie y quedar exentos quienes tienen pequeñas propiedades, cuando la suma total de hectáreas no supere un mínimo a determinar"
"Otro absurdo de Mon-toya -señala Alzari-, es que pretende gravar el maíz o el sorgo que se usa como forrajero dentro del propio establecimiento agrope-cuario. Y es un absurdo, porque se trata de doble imposición. Si tengo que pagar por el sorgo con que alimento mi propio ganado y después tengo que pagar por el ganado que vendo, pago dos veces. Inconcebible. Más aún cuando cada vez son menos los productores de carne o de leche producto del intervencionismo del gobierno en los precios. No se puede gravar el alimento del ganado y el ganado que se produce en el mismo establecimiento".
El dirigente juninense señala que la altísima presión fiscal sólo es soportable debido a los excelentes precios internacionales de los granos. "No quiero pensar que va a pasar si por algún cimbronazo, como la crisis financiera internacional, los precios se caen".
"Todo esto lo planteamos mil veces pero nadie en el gobierno quiere escucharnos. La presidente que se dedica a recibir deportistas y se ocupa del rally París-Dakar no tiene tiempo para conversar con las entidades rurales pese a que el campo es el mayor aportante a las arcas fiscales".
Por último, Alzari aportó un dato. En concepto de retenciones, del partido de Junín emigran hacia las arcas nacionales treinta millones de dólares por año. "Dinero que no va al municipio, ni a la provincia y que es de libre disponibilidad del gobierno nacional. ¿Se imagina para qué, no?

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