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ELIMINATORIAS

La Selección Argentina y la pretensión de jugar con Perú en la Bombonera

Los futbolistas por lo bajo piden jugar en la Bombonera. La Argentina se detiene en detalles menores mientras la clasificación a Rusia 2018 es todo un interrogante

La Argentina quedó eliminada de la Copa América 2011 en Santa Fe. Perdió con Brasil en el Gigante de Arroyito. Paraguay le ganó en el estadio Kempes. Bolivia arañó un empate en La Plata. Del Monumental se llevó su primera victoria Ecuador y Venezuela acaba de robar un punto histórico. En la Bombonera perdió por penales la definición del Superclásico de las Américas con Brasil. Esta cadena de frustraciones está envasada en menos de una década. Si la selección busca inmunidad tendrá que probar en Jupiter o Saturno, por acá agotó el blindaje. No existe protección.
Discutir por el estadio donde se jugará con Perú es ridículo. ¿O funcional al pánico de no llegar a Rusia? Tanto ruido desenfocó lo importante, porque son el juego, la falta de eficacia y los bloqueos emocionales los que dejaron a la Argentina tanteando el precipicio. La AFA se prestó a la parodia y envió a la Fifa una nota pidiendo la autorización de la Bombonera y del estadio de Central, que apenas se agregó para despistar, ya que el 3 de octubre, a 48 horas del partido del año para la Selección, recibirá un recital de Aerosmith. Un show que se conoce desde mayo; todos sabían que no se jugaría en Rosario. Sólo interesaba la Bombonera, pero nadie asume la decisión.
La idea de la mudanza es de los futbolistas. Otra vez, porque la localía en estas eliminatorias estuvo atravesada por sus humores. La comedia de enredos comenzó en marzo de 2016, después de perder con Ecuador y empatar con Brasil en River. “Nunca más visitantes en casa. ¿Cómo puede ser? Vamos a Ecuador, a Perú o a Paraguay y nos hacen sentir bien visitantes, acá el rival juega cómodo...”, reclamaban. Querían sentirse arropados por un público más cálido. Derrotaron a Bolivia en Córdoba, y a Uruguay en Mendoza. Hasta que el interior comenzó a intuir el derrumbe: los silbidos sellaron la derrota con Paraguay, en Córdoba, y el malhumor con Higuaín, pese a golear a Colombia, en San Juan, terminó con el romance. La vuelta a Buenos Aires estaba en marcha. Pero, ¿en qué cancha sería?
Los jugadores eligieron la Bombonera. Lo confirmaron públicamente Armando Pérez, interventor de la AFA a través del Comité de Regularización, y el propio Bauza. Luego, el DT debió retractarse para no comprometer a sus dirigidos, que igual ya no lo respetaban. El encuentro con Chile, el siguiente rival, finalmente se jugó en River porque Pérez se los imploró desde los apremios económicos de la AFA. Ganaron y el tema se olvidó. Perdieron en La Paz, empataron en el Centenario, decepcionaron con Venezuela en el Monumental y otra vez la parodia con Rusia tambaleando. Los futbolistas siempre buscaron jugar en la Bombonera. Por estas horas y en voz baja, los dirigentes se atropellan para confirmarlo. ¿Por qué prefieren la Boca? ¿Para intimidar al rival? Difícil sostener esa teoría por dos razones. Primero, salvo en alguna plaza del interior, el público de la selección es naturalmente familiar y distante, casi ausente; ese hincha no hará temblar a la Bombonera. Segundo, desconociendo por un instante la descripción anterior, si la búsqueda fuese arrinconar a Perú desde una atmósfera asfixiante, la presión puede ser el peor consejero para un plantel en crisis emocional. De repente, el enemigo puede dormir en casa.

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