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OPINIÓN

La mentira reflejada en la ley de leyes

Como todos los años, en esta época comienza el análisis y el debate respecto de lo que los gobiernos nos cuentan sobre la planificación de políticas para el año siguiente. Hablamos de los presupuestos que los gobiernos nacional, provincial y local presentan en sus respectivas cámaras legislativas. Se trata, con todo, de la ley de leyes, el presupuesto.
Allí, los gobiernos dicen qué van a hacer y de dónde saldrán los recursos.
Como primera cuestión, en lo que respecta a la provincia de Buenos Aires, desde Unidad Popular hemos remarcado ya por tercer año consecutivo que, lamentablemente, no podemos dejar de decir que todos y cada uno de los proyectos presentados fueron un dibujo.
No sólo eso, también que su aplicación es ficticia, que año tras año hemos observado sub-ejecución en las áreas relacionadas con las problemáticas sociales y sobre todo con la niñez. Así, vemos cómo se anuncian obras que nunca se terminan y cómo esa desidia causa hambre y muerte desde nuestros hogares hasta nuestras intransitables rutas del territorio bonaerense.
Este presupuesto provincial (sabemos que es ilusorio y que, a posteriori, el Ejecutivo con sus facultades lo maneja a su antojo) muestra la cara de una política que se repite año tras año.
En efecto, con la excusa de combatir la inseguridad se sigue profundizando un modelo que excluye y sobre todo deja afuera del sistema a los que menos tienen.
Los números son claros: al Ministerio de Seguridad se le otorga un incremento presupuestario del 60 por ciento, mientras que los fondos destinados al área de niñez poseen un incremento del 30 por ciento, suba que, obviamente, va a ser devorada por la inflación, al igual que los fondos destinados a Educación.
Otro dato que nos aterra es que en salud el falso incremento no llega al 30 por ciento, es decir, que si se tiene en cuenta la inflación real esto significa un ajuste, mientras nuestros hospitales provinciales se caen a pedazos, no tienen insumos, están azotados por la violencia y el abandono y parece que el gobierno provincial desea que así sigan funcionando.
Como trabajadores no podemos dejar de preguntarnos de qué sirve discutir un presupuesto en una provincia desfinanciada y en bancarrota. Donde lo “planificado” no se concreta y donde los trabajadores que la sostienen no son contemplados. Ni siquiera se prevén los aumentos salariales del año próximo.
Otra vez, la “gestión” de Daniel Scioli utiliza los fondos de Instituto de Previsión Social (IPS) para tratar de ocultar su rojo financiero, y decimos tratar, porque ya sabemos que lo hace sistemáticamente. Todo lo contrario a lo que debería ocurrir: un IPS con presupuesto y gobierno propios, para que no se malgasten los recursos de los trabajadores y jubilados.
Los empleados estatales son los que hoy mantienen con mucho esfuerzo la prestación de los distintos servicios que debe brindar la Provincia.
Por eso nos preguntamos: ¿Está mal reclamar salarios dignos? ¿Que todos los chicos vayan a la escuela a educarse? ¿Que podamos vivir sin miedo? ¿Que los hospitales funcionen como corresponde? 
Año tras año somos testigos de la misma mentira y la misma trampa. Todos estamos viendo que con los fondos de los bonaerenses estamos solventando la ola naranja del gobernador Scioli. La dirección es clara: más propaganda, menos comedores, menos salud pública, menos educación, y una falsa y demagógica política que dicen es de seguridad.


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