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TRÁNSITO CAÓTICO

Sigue siendo muy amplia la mayoría de motociclistas que no utilizan casco

Un nuevo relevamiento realizado por Democracia refleja que el 65 por ciento de quienes circulan en moto no llevan puesto el protector. Comparada con 2013, la cifra representa una leve mejoría en el cumplimiento de esa obligación, pero sigue estando lejos de lo ideal.

El porcentaje de motociclistas que cumple con la ley que los obliga a llevar puesto el casco sigue siendo minoritario en Junín.
Un relevamiento realizado por Democracia permitió comprobar que sólo un 35 por ciento de los ciudadanos que circulan en moto llevan puesto el casco, cifra que marca una leve mejora con respecto a lo observado en un trabajo similar  llevado a cabo el año pasado (ver recuadro) pero que a la vez pone en evidencia cuán lejos se está de arribar a un comportamiento ejemplar que sea desplegado por la mayoría de los conductores.   Según pudo verificar este diario después de una hora de observación en la esquina de Rivadavia y Newbery, de quinientas motos contabilizadas, en 323 la persona que  manejaba no llevaba colocado el casco y en 177 los conductores sí lo exhibían sobre sus cabezas.  
Junto con el nivel de cumplimiento a una de las reglas esenciales que impone la ley de tránsito para los motociclistas, ponerse a mirar la conducta de estos en nuestra ciudad permite comprobar que las contravenciones, que en su mayoría atentan contra la propia integridad física de los protagonistas, continúan estando a la orden del día.
Un ejemplo de esa clase de conductas es la costumbre de exhibir el casco pero no en el lugar para el que fue diseñado por la fábrica sino en el brazo del hombre o mujer que conduce. Al menos la mitad de los juninenses que no se lo ponen lo acarrean entre la muñeca y el codo.
Otro caso es el de las denominadas “motos-colectivo”, bautizadas de ese modo porque van ocupadas por hasta cinco personas. Lo más escalofriante es que parte de ese “pasaje” está integrado por niños de edad pre-escolar que no cuentan con más seguridad que la de aferrarse a su madre o a su padre si es que van detrás, o apretar bien sus cuerpecitos entre las piernas del que lleva el mando del manubrio si les ha tocado ir delante de todo.  
  Respecto de este último punto, ayer se pudo corroborar que cuando la persona que va al mando del manubrio cumple con la prescripción de llevar la cabeza cubierta, la o las personas que lo acompañan casi nunca la imitan y quedan ante un riesgo potencial muy mayor al de quien maneja. 

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