Pablo Genovese valoró su trayectoria junto a Democracia.
Pablo Genovese valoró su trayectoria junto a Democracia.
RECONOCIDO MECÁNICO

Pablo Gabriel Genovese: “El taller es mi progreso y mi lugar en el mundo”

Comenzó trabajando en el garaje de su madre hasta tener su propio espacio con siete empleados a cargo, entre quienes se destacan sus hermanos. Actualmente, acumula 27 años de trabajo ininterrumpidos y acompaña la evolución de la mecánica de los vehículos. Además, formó su propia familia y sueña con que sus hijos continúen con el legado del taller.

Una de las características de Junín es su gran parque automotor, repleto de autos y motos. Y Pablo Genovese, producto de sus casi tres décadas de trabajo en el rubro, se convirtió una marca registrada en el arreglo de la mecánica juninense. En su caso, la especialidad son los autos y camionetas de los que, en la actualidad, da respuesta a 14 clientes por día en dicha área.

Sin embargo, para alcanzar este presente, Genovese recorrió un longevo camino artesanal. En diálogo con Democracia, recordó su infancia, los primeros años de trabajo, y valoró el lugar ocupado por el taller en su vida.

Infancia 

“Crecí en el barrio Libertad, en las intersecciones de General Paz y Avenida Libertad. Tuve la infancia normal de un chico normal. Mi vieja era ama de casa y estaba todo el día en casa ocupándose de mí y mis hermanos”, inició su relato.

Y continuó: “Mi viejo estuvo en dos rubros: cuando nací, tenía un reparto de bebidas con varios camiones. Después se vino un poco abajo, en el 80, cuando cerraron varias marcas. Luego, se dedicó a la venta de elementos agrícolas. Falleció muy joven, a los 52 años, cuando yo todavía no había terminado el colegio secundario”.

Acerca de su figura paterna describió: “Era muy laburador. Vino grandecito de Italia a trabajar a la Argentina. Hizo el secundario y la Escuela Industrial. Yo seguí un poco su camino: fui el primero de la familia que se dedicó a los fierros”.

De tal forma, realizó la escuela primaria en el colegio San José y el secundario en la Escuela Técnica N°1. En lo que hace al gusto por la materia, explicó: “Mi viejo nunca ejerció como mecánico. Él me contaba un poco cómo era la escuela y yo nací con el gusto por los autos y los motores. Cuando terminé la primaria, me decidí por empezar en el industrial”. 

“Estando en la escuela ya había empezado a trabajar en una empresa en Junín que se dedicaba a hacer mecánica. Hice los últimos años estudiando y trabajando. De hecho, los años del secundario los hice de noche y de día trabajaba”, describió.

Taller

Hace 27 años que Pablo Genovese es mecánico, teniendo en su haber diez años de trabajo en una empresa del rubro y 17 a cargo de su propio taller, un centro de servicios del automotor ubicado en Javier Muñiz 441.

“El taller tuvo un desarrollo muy amplio. Cuando arrancamos, las herramientas eran escasas y se fueron sumando herramientas manuales y elevadores. Hoy tenemos siete elevadores para levantar autos. A medida que los autos se fueron perfeccionando en tecnología, fuimos haciendo cursos: encendidos electrónicos, computadoras, inyecciones”, analizó. 

También contó que “las empresas van sacando cursos sobre las evoluciones. Algunos son gratuitos y otros, pagos. Tanto yo como mis empleados los hacemos”.

En tal sentido, en lo que hace a la diaria laboral en el taller, Genovese detalló qué es lo que más se trabaja. Al respecto, expresó: “Suspensión, freno, amortiguadores y tren delantero. Y después lo que es mantenimiento: aceite, filtros, correas, bujías, agua refrigerante, aceite de caja, aceite de motor”.

Además de la variedad de servicios que ofrece, sin lugar a dudas la clave del éxito de Genovese está en el trabajo duro. De tal forma, al ser consultado sobre la rutina que desarrolla día a día, describió: “Arranco a la mañana, tempranito, a las 7; me tomo unos mates, llevo a la nena a la escuela y voy al taller. Generalmente llego a las 8 y ya hay algún cliente esperando; recibo los turnos; organizo los autos, uno en cada elevador; doy las indicaciones a los chicos y después el día se va formando: va llegando gente, revisando, dando turnos”. 

“Comemos en el taller todos juntos: nos tomamos media hora para almorzar y después seguimos de corrido hasta las 17. Entregamos los autos pertinentes, guardamos los restantes y bajo la persiana. Siempre me quedo una hora más acomodando papeles, números y pasando algún presupuesto. Después me vengo para casa con mi familia y a veces me llevo algún trabajo, como controlar transferencias o diagrama de presupuesto”, cerró.

Recomendaciones

Al ser consultado por la mecánica de los autos de la actualidad, dio su opinión: “Agarrás un auto de los de antes, un Fiat 500, Dodge, Chevy, Falcon: mirábamos la fortaleza que tiene por todos lados: chapa, pintura, tren delantero. Eran hechos sobrepasados de materiales que, quizás con la mitad, podían andar igual; pero estaban muy reforzados”, dijo.

Y comparó: “Ahora los autos se han modificado tanto que son más livianos, con materiales más livianos y frágiles, y le han apuntado muchísimo a la seguridad. Hablar de seguridad en un auto nuevo es que se destruya el auto y se salve la persona que está arriba. Antes era al revés: era más probable que se mate la persona que iba arriba y no se estropee el auto. No amortiguaba tanto el auto, sino la persona”.

En tal sentido, Genovese describió la evolución de la mecánica y resaltó el lugar ocupado por la seguridad en los vehículos. Sin embargo, no se agota allí su análisis.

“Hoy, los motores tienen muchas piezas muy ordinarias y una vida útil. Antes, duraba toda la vida con un buen mantenimiento; hoy, a todo trapo, con 400 mil kilómetros ya no sirven luego. No son todos iguales y hay de distintas calidades. Los autos más normales no tienen la calidad ni vida útil de los autos de antes”, expuso. 

Asimismo, fundamentó: “Hoy hay autos de modelo 55/60 que están en un estado impecable y otros 2005 que no sirven más. Ahora los han mejorado, pero no en la calidad y durabilidad”.

Haciendo uso de su lugar como “palabra autorizada” en la materia, brindó una serie de recomendaciones para el cuidado de los vehículos: “Que las personas cada cuatro meses pasen por el taller y hagan una revisión general: mirar el tren delantero, la dirección, los frenos, los neumáticos, las luces, los fluidos del motor. Una revisión de este estilo no tiene costo en mi taller y lleva diez minutos”.

“Si no tiene nada, seguís andando y dentro de cuatro meses das una vuelta. Hay que prestarle atención a que los líquidos estén en buen estado: los aceites: el de motor, caja, hidráulico”, detalló.

Visión de Junín

Pasado, presente y futuro vinculado a nuestra ciudad. Acerca de su mirada sobre Junín, dijo: “Es una ciudad que a mí me gusta. La quiero. Todo lo que he podido hacer y logrado lo hice acá. El que no trabaja acá es porque no quiere. Es una ciudad con muchas oportunidades, empresas y gente que hace cosas productivas. No hay tanta delincuencia, ya que, dentro de todo, se puede andar en la calle hasta la madrugada”. 

“Tiene parques lindos. No he tenido la oportunidad de vivir en otras ciudades, pero sí he ido a Buenos Aires y Rosario y, ni bien llego, tengo ganas de volver”, sostuvo.

Más allá de lo que representa afectivamente la ciudad, una realidad es el gran parque automotor que tiene el juninense colmado de autos y motos. Precisamente, en lo que respecta a los primeros, es donde puede reconocerse una gran oportunidad laboral para Genovese.

“El parque automotor de Junín es variado: tenés modelos viejos, medios y muy nuevos; de baja y alta gama. Todo el mundo tiene un autito: el que puede mucho y el que puede poco”, expresó y aclaró: “No hago nada de mecánica de motos. Esta minadísimo de motos”.

“Eso nos favorece, como el hecho de tener una planta de VTV, ya que los controles son más frecuentes y todos están pendientes de tener todo en condiciones para pasar la VTV”, enfatizó.

Cierre 

“Camino se hace al andar”, sostiene el famoso refrán. Genovese sabe de qué se trata. Al mirar en retrospectiva, analizó: “Puedo recordar cuando empecé a arreglar algunos autos particulares en un galpón chico en la casa de mi vieja, con pocos elementos y tirado en el piso. Empecé a hacer clientes, comprar herramientas y hacer cursos”.

“Hace 27 años que estoy en el rubro, 17 que tengo taller propio y labure 10 años en otra empresa. Es un camino larguísimo el que recorrí con mucho esfuerzo. Haber estado hasta altísimas horas para entregar un auto a la mañana”, continuó. 

Y valoró: “Hoy llego al taller y me encuentro con siete empleados esperando y metemos 14 autos para arreglar por día. Me da nostalgia cuánto hice para llegar acá. Estoy conforme con lo que he logrado”. 

En tal sentido, aseguró: “No sé si alguna vez me imaginé un taller tan grande, quizás sí la mitad de ahora y con uno o dos chicos que me ayuden, no a lo que llegamos”.

“Fue una circunstancia el tema de los empleados: a medida que crecía el trabajo compraba más herramientas y ponía y agregaba empleados. Hoy en día tengo a dos de mis hermanos trabajando conmigo desde hace muchos años y el resto son empleados”, concluyó. 

Un pasado a puro trabajo, que lo enorgullece; un presente en plena actividad; y un futuro prometedor: Genovese disfruta de tener y brindar empleo, como así también de disfrutar de su familia, su valor más preciado.

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