Lobianco junto a sus dos hijas: Josefina y Juana.
Lobianco junto a sus dos hijas: Josefina y Juana.
EXFUTBOLISTA Y ENTRENADOR

Luciano Jesús Lobianco: “Junín es mi lugar en el mundo”

Reconocido delantero del fútbol profesional del ascenso argentino, se inició en Independiente y formó parte de dos coronaciones con Sarmiento, club en donde realizó casi toda su carrera y sigue ligado a través de la categoría Senior. Eligió nuestra ciudad para tener a sus dos hijas y hoy es entrenador en el club Rivadavia.

Infancia, vida y futuro asociado a una pelota. Una referencia para el mundo del fútbol juninense, con resaltado valor, en Sarmiento. Relacionado con Independiente (de nuestra ciudad) y, actualmente, con Rivadavia, donde trabaja.
Nacido en la provincia de Córdoba, pero con una vida desarrollada en Junín, Luciano Lobianco llegó al Verde a comienzos del 2001 para nunca más irse.

“Mis viejos, mi tío, mi tía, que me han acompañado siempre en el fútbol. Son mi sostén y mi empuje para haber logrado lo que logré. El apoyo de la familia es fundamental”, manifestó el exdelantero verdolaga en diálogo con Democracia.

“Me gusta ir a correr al Parque Borchex, salir a andar en bicicleta y entrenar en la escuela de Boxeo Recreativo de los Castillo. A la tarde, estoy con las divisiones inferiores Rivadavia”, compartió sobre su tiempo libre.

Anticipándose al momento de tomar distancia de la pelota de fútbol, cuando tenía 25 años, se adentró en el mundo de la formación para ser entrenador.

“Más allá de lo económico, uno no va a ganar plata a los clubes. Lo hace con pasión”, consideró sobre la elección de formar y entrenar jugadores, lo que hoy constituye su trabajo.Sobre el estado del fútbol, indicó que “cambió mucho en cuanto a las formas de entrenamientos y que hoy se hizo muy táctico, se parece al básquet. Antes era fútbol más de campito, se gambeteaba y se tiraba algún lujo; hoy casi ni se ve”. 

Sarmiento

Lobianco significa una “palabra autorizada” para poder referirse, con conocimiento de causa, a Sarmiento. Además de haber sido jugador en distintos ciclos, continúa ligado como hincha e integrante del equipo Senior.

“Lo sigo en la actualidad, casi siempre voy a la cancha porque con el Senior tenemos la cantina. El que puede, va a colaborar. Casi siempre estoy atendiendo ahí”, contó.

También hizo referencia a la forma en que se dio tal relación con el fútbol mayor del Verde. Al respecto, recordó: “En un momento dije 'no juego más' y me llamaron los del Senior.

Me llamó Mauri Gianfrancesco y fui. No jugaba más y lo hice para divertirme. Obvio que se juega a ganar, pero uno va a colaborar y pasar un buen momento. Uno disfruta de eso”. 

Acerca de la evolución que tuvo el Verde manifestó: “El día y la noche. Cuando llegué, el club estaba en pleno crecimiento donde, por ejemplo, la pensión estaba detonada. Hoy es hermosa, hay un restaurante, el gimnasio donde la gente se va a atender, los palcos, la ciudad deportiva, el complejo de alto rendimiento…”.

Y continuó: “Está afianzado institucionalmente. Todo Sarmiento tiene una infraestructura de un equipo de Primera. Ni hablar de todas las actividades que tiene”.

Al ser consultado por cuál jugador de los últimos años se asemeja al Luciano Lobianco delantero que supo ver el hincha del Verde la década pasada, opinó: “Si bien no terminó de explotar en Primera, me gustaba mucho Julián Brea. Lo veía con esas características: rápido y desequilibrante”. 

Sin embargo, también fue prudente con su mirada y contextualizó: “No tengo las características de los últimos jugadores como Javier Toledo o Lisandro López, yo tenía otro estilo.

Era rápido y sabía que, donde un defensor se me clavaba, yo la tiraba para un costado y me hacía fuerte”. 

“Al estilo de lo que también fue y es el Pocho Cerutti”, citó otro ejemplo y, al analizar con cuáles compañeros se sintió más cómodo jugando, destacó a dos: Mauricio Ferradas y Mauro Amato.

“Con Ferradas nos conocíamos porque jugamos mucho juntos: yo sabía que se la podía dar al pie o larga, lo mismo él conmigo. Sin mirarlo sabía dónde iba a estar. Con Amato jugué poco tiempo, pero era un jugador descomunal y, si se la dabas al pie, te la devolvía redonda. Se me hizo muy fácil jugar”, expuso.

No solo hizo referencia a los jugadores, sino que también abordó la parte de los cuerpos técnicos. Acerca de cuál fue el que más lo marcó, se quedó con Mario Rizzi.

“Con él terminé de explotar: ascendimos, hice muchos goles y me daba mucha confianza. En lo personal, me hacía jugar simple, que no corra tanto a los rivales, sino que, cuando me llegara la pelota: desequilibre. Quería que esté al cien para atacar”, compartió.

Distintos momentos y sensaciones en un mismo lugar. Por todo eso, y más, la historia de Lobianco y Sarmiento se entrecruzan y definen a la vez. “Es el lugar donde fui más feliz, me abrió las puertas de que me conocieran en el país, todos conocen a Sarmiento”, definió.

No solo al Verde, sino también resaltó el lugar del Rojo de nuestra ciudad. “Mi etapa de inferiores de Independiente también quiero mencionar, porque jugaba con mis amigos”, agregó.

“Por ahí cuando uno sale de donde ha estado siempre valora muchas cosas. Ahí me di cuenta que Sarmiento estaba en crecimiento y siempre me fui bien”, sintetizó como balance.

DT Lobianco 

Como a todos los futbolistas, que muchas veces no lo piensan ni están preparados, Lobianco compartió la manera en que enfrentó la instancia del “retiro”. 

“Mi cuerpo estaba preparado porque había semanas que los entrenamientos eran muy exigentes y uno lo empieza a sentir más, donde te cuesta recuperar y se empiezan a registrar lesiones”, expresó y diferenció: “La cabeza, por momentos, se da cuenta y por otros no. La idea, inicial, es seguir y meterle para adelante”.

Por ello, y como una forma de seguir ligado al fútbol, ese espacio donde pasó, prácticamente, toda su vida, continuó con el curso de DT.

“Quería ver cómo se sentía. Es distinto estar de la línea para afuera, pero quería ver las sensaciones de estar al frente de un plantel. Por eso, fui a Rivadavia”, señaló. 

Y añadió: “Me gustaría dirigir en la Primera local, pero no es que estoy desesperado. Si se da, buenísimo, sino estoy muy bien como estoy”.

Respecto a su forma de ser formador, en primera instancia, y entrenador, luego, en el club Rivadavia, contó: “Trato de que se diviertan, atraparlos por el lado del fútbol. Hoy, ha cambiado todo ya que no existe más el campito. Hoy hay mucha tecnología y tocan menos la pelota. Trato de que la tengan a cada rato y se diviertan a partir del compañerismo y orden. 

“Entrenamientos serios y que, cuando lleguen, tengan todas las herramientas posibles. Ir guiándolos a partir de las edades que tienen”, explicó.

Sobre las figuras de entrenadores de la actualidad, y de los cuales se nutre, dijo que “escucho de todo, pero me atrapa más el hecho de no buscar tanto resultados en inferiores”. 

Y resaltó la figura de Pablo Aimar al decir que son importantes “los mensajes que promueve. No es solo ganar y que el chico no sepa conceptos, sino, prepararlos para cuando lleguen a Primera y que los resultados sean una consecuencia de todo”.

Futuro    

Pese a que determinadas fuentes en Internet citan que Lobianco jugó en Italia, tal hecho no pasó. Así lo informó el mismo Lobianco a Democracia. 

“Estuve a punto de ir a jugar a Italia. Fue mi primera época con un grupo de empresarios. Hoy en día, y siempre, si no tenés la ciudadanía es difícil jugar allá. Tenía los papeles y no se avanzó en ese trámite. Si la hubiera tenido, me hubiera ido”, dijo.

Sin embargo, décadas después a esa instancia, su destino volvería a cruzarse con el viejo continente y, nuevamente, con Italia. En esta ocasión, el foco está puesto en poder realizar la ciudadanía, pero, al ser Lobianco, también se cruza la pelota.

En tal sentido, comentó: “Mirá lo que es el destino, me voy a fines de noviembre a Italia y me dijeron que me lleve el pase para poder jugar amateurmente. No te digo una cuarta división, pero vamos a ver qué pasa”.

Será cuestión de tiempo esperar cómo avanza esta historia donde, quizás, en algunos meses tengamos noticias de nuevos gritos sagrados de Lobianco, desde Italia, para seguir escribiendo su historia, aunque, en esta ocasión, sería en el fútbol internacional.

“Creció un montón”

Luciano Lobianco, importante representante del fútbol regional, aunque poco se tenga en cuenta dada la representación que construyó con nuestra ciudad, nació en la provincia de Córdoba y, desde muy chico, arribó a Junín para escribir su historia.

Con varias décadas, con idas y vueltas propias de su trabajo como futbolista, hoy elige nuestra ciudad para vivir. “Me siento un juninense a esta altura. Es mi lugar en el mundo”, resaltó.

Sobre los cambios vivenciados, desde que era un niño, a hoy, analizó: “Creció un montón, desde la población, y pasó de ser un pueblo a una ciudad. Hay transporte público, que antes no se veía, el hecho de tener un club en Primera, la Laguna de Gómez”.

Además de los títulos conseguidos con Sarmiento, en Junín, Lobianco, tuvo a sus dos tesoros más preciados: sus hijas, con quienes comparte su día a día y, según reconoció, está orgulloso de que crezcan en nuestra ciudad.

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