El Club Atlético Independiente de nuestra ciudad tributó un merecido homenaje a Carlos Washington Castro, con la imposición de su nombre a la calle lindera al campo de deportes de la Institución, ubicado en pleno Barrio Cielo, al tiempo que dejó inauguradas nuevas obras en su cancha.
El emotivo acto fue encabezado por el presidente de la institución, Gabriel Gómez, y contó con la presencia del intendente municipal, Pablo Petrecca; el secretario de Deportes comunal, Claudio Yópolo; además de concejales, directivos de la entidad y una amplia legión de exjugadores del “Rojo”, quienes a lo largo de décadas integraron los equipos de inferiores formados por Castro.
En la apertura, Gabriel Gómez resaltó la obra de Carlos Castro y la huella que dejó Castro en las sucesivas generaciones de futbolistas que pasaron por el club. “Este homenaje nos hace sentir que estamos saldando una deuda que teníamos con Carlos y su familia”, señaló, para agregar que “no hay nada más importante en la vida en general, no solamente en un club, que pasar y dejar algo. En este acto lo rescatable es lo que dejó Carlos Washington Castro para nuestra institución, para muchos de los que están acá, porque además de ser el maestro futbolístico, fue un padre para muchos”. En ese sentido, resaltó que “siempre tuvimos en mente que esta calle lleve su nombre, para reconocer el legado que nos dejó, porque Castro fue una persona que formó grandes jugadores y también grandes personas”.
La huella que dejó Castro
Posteriormente se refirió a la personalidad y a la obra de Carlos Castro, el exjugador, exdirigente e integrante de una familia vinculada al club desde sus orígenes, como Horacio Frezzotti, quien señaló que “El Negro Castro fue un hombre íntegro, generoso, un maestro, un director técnico desprovisto de cualquier interés material, que a lo largo de cuarenta años se convirtió en un verdadero dirigente social”. En esa línea, expresó que “Castro nunca festejó un gol, tampoco un título de campeón de sus equipos, jamás dio una nota periodística, eludió todas las fotos y prefirió mantenerse en el anonimato, pero su extensa y enorme trayectoria lo rescatan para siempre del olvido. Por eso, la calle que llevará su nombre de aquí en más, perpetuará por siempre su memoria -y sobre todo- su valioso ejemplo humano”.
En tanto, Luis Santillán, también exjugador, integrante del equipo campeón de 1981 y exdirigente, consideró que “Castro fue el mejor director técnico de divisiones inferiores de la historia del fútbol juninense” y valoró que “además de recorrer cada campito en busca de jugadores, para llevarlos en su vehículo a entrenar y a cada partido, en el vestuario siempre hubo un mate cocido, un jugo y facturas, cualquiera fuera el resultado, porque más allá del deporte incentivó la amistad”. Finalmente recordó que “rechazó ofrecimientos de dinero y vehículos que le hicieron otros clubes, para quedarse siempre a dirigir, gratis, las divisiones de Independiente".
Carlos Garbe, exjugador y expresidente del club, con inocultable emoción sintetizó la figura de Castro que por casi cuatro décadas trabajó para la institución y recalcó que “en muchos casos, nos mató el hambre con su aporte”.
Trabajo y esfuerzo
El edil Lautaro Mazzutti, quien fue portador del pedido de la comisión directiva del club ante el Concejo Deliberante para imponer el nombre de Castro a la calle lindera al campo deportivo, señaló que “este es un merecido homenaje para un hombre que dedicó su vida y puso todo su esfuerzo al servicio del club”, y resaltó que “cuando hice la propuesta encontré una inmediata y unánime respuesta positiva por parte de todos los concejales para hacer la ordenanza”.
Claudio Yópolo, quien también integró en su momento la directiva de la entidad y que a través del club llegó a la presidencia de la Liga Deportiva del Oeste, hizo hincapié en la función social y contenedora de los clubes y en el enorme esfuerzo que realizan para llevar a cabo cada una de las actividades.
Javier Schenone, sobrino de Castro, agradeció el homenaje a su tío, así como las muestras de afecto por parte de la institución. “Me gustaría que algún día se dijera que tengo algunas de sus múltiples virtudes”, dijo visiblemente emocionado, para luego recibir una plaqueta junto a Silvia Correa y Ricardo Castro, Liliana Olmo y Griselda Paratore, también sobrinos. En tanto que las hermanas de Castro, Mirta y Dionys no estuvieron presentes por razones de salud.
Finalmente, el intendente Pablo Petrecca destacó que “los clubes son una perfecta síntesis de la pasión, del amor y de la gran familia que son. Algunos hablan de la segunda casa, yo creo que para muchos son la primera casa”. El jefe comunal añadió que “cuando uno escucha el relato de quién fue Carlos Washington, que iba a buscar a los chicos a los potreros, que se preocupaba por si comían o iban a la escuela, eso es lo que representa cada dirigente, conozco a alguno de ellos, están aquí presentes, sé la pasión y el amor que le ponen y eso es mucho más profundo que cuatro paredes, es mucho más profundo que el deporte, es mucho más profundo que el fútbol, es una pasión inexplicable, es amor, es amor y servicio al otro”.
Quién fue Carlos Castro
Es importante destacar, para las nuevas generaciones que no llegaron a conocerlo, que “El Negro” Castro fue director técnico de las divisiones inferiores de Independiente de Junín, a las que llevó durante más de cuarenta años a ganar decenas de campeonatos, convirtiendo a la entidad en un inagotable semillero de grandes jugadores a nivel local, zonal, nacional e internacional.
Carlos Castro no limitó su enorme tarea en ganar torneos en las diferentes divisionales, en algunas temporadas consagrando con el título máximo de campeón a todas las categorías del club, y en repetidas ocasiones convirtiéndose en los equipos más goleadores y con menos tantos en contra recibidos, sino que fue un verdadero dirigente social.
Empleado ferroviario, descartó ofrecimientos remunerados de otros clubes locales y zonales para dirigir sus equipos, porque siempre privilegió su sentido de pertenencia al club Independiente de Junín, donde en sus primeras vinculaciones con el fútbol vistió la camiseta roja como jugador.
Pero desde que asumió la conducción técnica de los planteles de inferiores, tomó la tarea con una responsabilidad que excedió la búsqueda de jugadores y la formación de los equipos del club, para convertirse en un trabajador incansable en la obtención de la indumentaria, en su cuidado y lavado, también en ofrecer calzado a los chicos que carecían de estos elementos.
Y en los tiempos de dificultades económicas, cuando las repetidas crisis del país dejaban a las entidades humildes sin dirigentes, porque debían ocupar su tiempo en generar recursos para sus propias familias, Carlos Castro se encargó de buscar exjugadores para conformar las comisiones directivas y cumplir con todas las normativas legales e impedir que se perdiera la personería jurídica del club.
Castro tampoco dudó nunca en poner dinero de su bolsillo para afrontar gastos y erogaciones de la propia institución, sino que también contribuyó en incontables ocasiones a lo largo del tiempo -siempre de manera silenciosa- para que a sus jugadores no les faltara un plato de comida o asistencia médica.
Obra del muro lateral
Conjuntamente con el homenaje a Carlos Castro, en los 102 años de la institución roja, se mostró la etapa de construcción del muro lindero del campo de deportes del club, que se levantó con el aporte de socios, amigos de la entidad y parte de materiales de la construcción facilitados por la Municipalidad de Junín.
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