María Raquel Maraviglia.
María Raquel Maraviglia.
35 AÑOS DE CARRERA DEPORTIVA

María Raquel Maraviglia: “Correr es mi vida, no lo cambio por nada”

Es una de las mejores atletas del país, con reconocimiento internacional y campeona de las más altas competencias de elite. Hoy, con 45 años, dirige su equipo de entrenamiento, enseña a niños, y recorre las pistas en las que obtuvo sus mejores marcas personales.

Para Raquel Maraviglia, el atletismo no es un deporte más. Corre desde los 10 años, y en sus más de 3 décadas de actividad profesional ha recolectado mucho éxito frente a innumerables obstáculos. Porta la sangre de una familia de atletas y ha hecho una carrera brillante, en la que fue una joven promesa y una atleta de elite que brilló a nivel internacional.

En el ámbito, la conocen como “La Negra”, una deportista que nunca dejó de luchar por lo que la apasiona, y que hoy también se dedica a transmitir lo que aprendió. En diálogo con Democracia, un recorrido por su extensa carrera profesional, los desafíos y los nuevos horizontes que le abre la formación de corredores en su propio equipo.

De tal palo 

En su numerosa familia, el deporte es parte del adn. Se crió junto a sus 9 hermanos en el barrio Villa Del Parque y fue a la escuela rural N° 35. Su infancia no sólo significó jugar hasta tarde en la calle o dibujar en una hoja sobre la mesa, sino también recorrer las pistas, entrenar y, así, trazar el brillante camino que le esperaría en el futuro.

Fue su hermano Fabián, fallecido tiempo atrás, quien la acercó al atletismo, una disciplina que en su familia tuvo siempre buena recepción. “Él fue quien nos inició en este deporte tanto a mi hermana, Vanesa, como a mí”, explicó Raquel que, a sus 10 años y con muchos obstáculos por delante, decidió emprender el desafío.

“Tenía problemas de obesidad, pero veía a mi hermano correr y quería hacer eso”, recordó. Fue su madre quien la alentó y su padre quien la entrenó, un equipo soñado para vencer los prejuicios. “Costó mucho, sufría de bullying y se burlaban de mí porque se me chocaban los pies por mi sobrepeso”, explicó Maraviglia que, según recuerda, obtuvo el segundo puesto en su primera carrera, de 300 metros.

Su relación con su padre estaba signada por el afecto y la pasión compartida, sobre todo en los momentos más difíciles de sus primeros pasos en el deporte. “Él fue un pilar en el comienzo de mi carrera deportiva y la de mis hermanos”, señaló la atleta.

Joven promesa

A corta edad, Raquel ya daba que hablar. Su niñez y juventud se basaron en correr por placer, y por un objetivo: sacar el máximo provecho de sus cualidades. De ese modo, arrancó a correr en pruebas de 1000 metros, y al poco tiempo ya participaba del provincial de Cross Country y mejoraba su condición física. “Eso también ayudó a que mi cuerpo cambiara, crecí en altura y adelgacé”, señaló.

Fue una joven promesa que a sus 11 años, ya se perfilaba para las carreras de 1500 o 3000 metros y a sus 12 años cuando su padre la probó en los 400 metros, que recorría en sólo 1 minuto en pista de ladrillo. Fue ese el inicio de su carrera hacia el profesionalismo. 

“Me convocaron para el provincial de 15 y 16 años en Azul”, recordó Raquel que, en la misma ciudad, fue subcampeona argentina. Además, obtuvo el cuarto puesto en los Sudamericanos de menores y, durante su adolescencia, abandonó los estudios secundarios para dedicarse plenamente a su formación deportiva. Hoy lo considera “una cuenta pendiente”.

Es que, por 4 años y hasta su mayoría de edad, Raquel vivió en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard). Una lesión la devolvió a Junín, donde más tarde conocería a su pareja y formaría su familia. 

“Hasta mis 20 años me dediqué a hacer velocidad”, destacó, y así fue campeona sudamericana de 400 metros con una marca de 56 segundos y 63 milésimas, récord en la competencia.

Su familia, su prioridad

A los 20 años conoció a su actual marido, con quien luego formó su familia y tuvo 3 hijos. “Estuve muy lejos del atletismo por alrededor de 6 años”, señaló Raquel que, por recomendación de su hermano Fabián y, para aliviar la compleja situación económica de su familia, decidió volver a las pistas y competir luego del nacimiento de sus hijos.

Es que su situación también le recordaba a su infancia, en la que tampoco sobró nada, y el deporte fue tanto una vía de crecimiento personal como una herramienta para construir un futuro. “Salía de la escuela, me iba a entrenar y juntaba metales para poder viajar, fue muy duro”, señaló Raquel.

Su familia nunca había dejado de acompañarla, y ahora ella debía trabajar por la que había formado. “Buscaba una mejor calidad de vida y una mejor situación para mis hijos”, destacó, y recordó que debió bajar 20 kilos para su retorno a la disciplina y su incursión en el fondismo.

De ese modo, comenzó una “nueva faceta” de su vida y participó en numerosas carreras callejeras de gran importancia, en las que buscó nuevos desafíos hasta llegar a los 42 kilómetros. En muchas de ellas, sus hijos estaban presentes y, de hecho, el deporte también ha dejado una huella en ellos.

Su nueva etapa deportiva también trajo aparejado un cambio de entrenador. Ya no fue su padre ni los profesionales del Cenard, sino su marido, Marcelo Giordano, quien la preparó para los horizontes que las pruebas de resistencia le marcaban.

“Con él tuve las mejores marcas, me enseñó mucho y me hizo una mujer fuerte”, destacó la atleta.

De elite

Son tantos hitos en su carrera que, consultada al respecto, debe buscar en su memoria y elige jerarquizar los que, para ella, guardan una importancia particular. “Nunca pensé que iba a ser mejor de lo que había sido de chica”, sostuvo, al recorrer sus logros cuando adulta.

En primera instancia, su incursión en las carreras de fondo fue prometedora. Se coronó campeona provincial en Mar del Plata, subcampeona nacional y campeona latinoamericana en 10 kilómetros. 

Además, si bien a nivel internacional su nombre remite a las mejores marcas y la obtención de numerosos títulos, su participación en el equipo nacional de los Panamericanos y de los Iberoamericanos fue decisiva para que su principal meta fuera trascender las fronteras con su tenacidad.

De ese modo, en los 42 kilómetros hizo marca para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, y, en lo que sería uno de los mejores momentos de su carrera, fue preparada por un entrenador proveniente de Kenya y otro de Cuba. “Viví muchas cosas lindas en este deporte”, sostuvo Maraviglia.

Sin embargo, su mejor momento también la enfrentó al peor desafío, un problema de salud acompañado por la baja del rendimiento, y con el que aún hoy debe lidiar. “Yo no genero suficientes glóbulos rojos, es una anemia sistemática”, explicó, y recordó que su descubrimiento fue un duro golpe para su carrera.

“Eso me complicó la vida, estuve muy mal”, sostuvo, pero agradeció el apoyo de toda su familia para salir adelante, como tantas otras veces hizo en su vida. “Dios siempre estuvo conmigo, y tuve la compañía de muchísima gente”, expresó.

Así y todo, los obstáculos que atravesó en su carrera sólo sirvieron para fortalecerla, y no fueron ni su sobrepeso, ni las lesiones, ni las complicaciones de salud, las que le quitaron las ganas de triunfar. De hecho, fue la primera argentina campeona de la maratón de Miami, de 42 kilómetros. 

“Luego de todo eso me di cuenta la atleta que era”, destacó, y agregó: “A pesar de todo lo logrado nunca me la creí, sigo siendo como cualquier otro deportista”.

En retrospectiva y, tras haber participado de cientos de competencias a nivel nacional e internacional, señaló que su prueba favorita es la de 400 metros, aunque guarda un particular afecto por los 42 kilómetros.

Formación

Lo aprendido también se transmite, y Raquel ha conformado su propio grupo de entrenamiento para mujeres que se dedican al running. Con prácticas semanales, el numeroso conjunto se pone a punto para participar de las competencias, y Maraviglia remarcó que cuenta con muy buenas atletas.

“Les enseño todo lo vivido, los éxitos y fracasos”, explicó Raquel, que decidió salir de la pista para “formar atletas de calidad” a partir de la experiencia y extenso conocimiento que le otorgaron sus 35 años de carrera.

Incluso, con su hermano Cristian, que también dirige un equipo de entrenamiento, han comenzado a organizar competencias. La última edición, bajo el lema “Una carrera diferente”, fue llevada a cabo de La Tapera Club, y la pista tuvo obstáculos que los participantes debieron sortear. 

“Fue algo muy lindo y para divertirse, es lo que necesita la gente”, afirmó la atleta.

Por otro lado, Raquel también dirige un grupo de entrenamiento de niños, con quienes se reúne 2 veces por semana en la pista municipal. Entre sus beneficios, señaló que ayuda a estimular la coordinación, disminuir la ansiedad y fomentar la disciplina, y destacó que disfruta de su rol como profesora.

“Yo soy un niño más, me encanta enseñarles y jugar con ellos”, agregó.

Presente

Tras un pasado brillante y la incursión en la formación de corredores, Raquel no deja nunca de lado las pistas. “Mi prioridad es disfrutar de este deporte”, explicó la atleta que este año compitió en el Nacional Master y, con sólo 4 meses de entrenamiento, obtuvo el cuarto puesto en los 8 kilómetros de Cross.

Por su parte, también participa de las carreras locales y proyecta objetivos para el 2023. “El año que viene quiero correr un Mundial Master”, adelantó.

Sin embargo, en el marco de la Carrera de la Amistad, que se llevará a cabo el próximo 10 de diciembre, adelantó que no participará, sino que estará presente como profesora para acompañar a sus alumnas. “Me encantaría poder prepararme para el próximo año”, expresó. Es que, según explicó, aún le resta ponerse en forma nuevamente para volver a participar de la competencia e intentar batir su propio récord, vigente desde hace 19 años, cuando superó a su hermana y obtuvo la marca de 27’ 12”.

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