Está a cargo de la escuela de menores, y enseña a chicos de entre 6 y 18 años.
Está a cargo de la escuela de menores, y enseña a chicos de entre 6 y 18 años.
GOLFISTA Y PROFESOR

Pablo Andrés Martínez: “Ver a un chico aprender a jugar golf me hace feliz”

Es instructor desde hace 15 años, enseña a niños y adolescentes, y también trabaja como profesor de educación física. En el mundo del golf lo conocen como “Loba” y es quien, desde la federación y el club, impulsa iniciativas para acercar el deporte a cada vez más jóvenes.

Pablo Andrés Martínez es, para muchos chicos, el profesor “Loba”, quien les enseñó a jugar golf. Aprendió a jugar en su adolescencia y fue muy exitoso, es conocido en el deporte con el apodo con el que lo rebautizó su hermano, y actualmente trabaja como instructor de niños y jóvenes de entre 6 y 18 años.

Considera al golf su pasión y pone toda su impronta y energía en proyectos novedosos, de difusión y formación. En diálogo con Democracia, recordó sus orígenes, habló de su presente y detalló su trabajo diario dentro y fuera de las canchas.

De otro palo

Pablo no se crió en una familia golfista. Desde chico, su deporte fue el fútbol y hasta sus 13 años no pisó una cancha de golf. “Mis inicios son un poco atípicos”, señaló el profesor, que se familiarizó con el deporte en solitario.

“De chico miraba golf en la tele y jugaba con un palo de madera y pelotas de plástico en el patio”, recordó.

Su abuelo materno, por su cercanía con Juan Borruto, referente local del golf, lo llevó al club. “Jorge, su hijo, fue mi profesor, y ese fue mi primer contacto real con el deporte”, destacó Pablo, que entonces tenía 13 años y, al igual que otros chicos de su edad, también asistía a jugar al pádel. 

Pero su pasión era el golf. Hasta los 18 años jugó de forma ininterrumpida y con suma constancia. “Fui bastante obsesivo con la práctica, todos los días iba al club”, señaló, y destacó que fue autodidacta, pero no perdió nunca contacto con sus profesores.

Es que, cuando Martínez daba sus primeros pasos en el deporte, no había escuela de menores y, por ello, explicó que se trataba de “practicar solo, salir a la cancha, y aprender con los golfistas viejos”.

Era joven, pero prometedor. A sus 15 años ya jugaba con 1 cifra en su hándicap, que era de 7, disputó cuatro finales del campeonato del club y ganó dos de ellas. Aún no pisaban fuertes las federaciones, y las competencias regionales o nacionales no eran comunes, pero su primer Nacional de menores lo jugó en Salta a sus 18 años.

Para él, la diferencia de edad no fue una limitación. “En el golf, con hándicap y matrícula jugás de acuerdo a tu categoría, no por la edad”, explicó.

Instructor

Finalizado el colegio secundario, los planes de Pablo eran otros. “Dejé de jugar golf, tenía que decidir entre eso o estudiar, y elegí la carrera de Educación Física”, señaló el profesor, que así se acercó nuevamente a los deportes tradicionales y dejó atrás, de forma momentánea, su carrera en el golf.

El retorno fue una década más tarde, cuando ingresó al club como profesor de educación física en la escuela de menores, entonces conducida por Marcelo Mussi. “Carlos Bocaccio era el presidente del club y me motivó a hacer el instructorado de golf en la PGA”, recordó Pablo. Hoy, hace 15 años que enseña dentro y fuera de las canchas.

Actualmente, está a cargo de la escuela de menores y forma parte, desde hace 8 años, de Fenoba, la Federación de Golf del Noroeste de la Provincia, como coordinador del área de menores. 

Es un apasionado del deporte y la enseñanza. Según señaló, por iniciativa propia, el club incorporó el proyecto del jardín de golf, que “le da un espacio a los chicos de 4 y 5 años para que conozcan el deporte”, y que es llevado a cabo los sábados a la mañana por profesoras de educación física. “Se nutren, aprenden, y a los 6 años pasan a la escuela de golf”, destacó el instructor que, hasta la mayoría de edad, es quien los forma, de acuerdo a su nivel de juego y categoría.  

Asimismo, a pesar de ser un deporte poco convencional, es incontrastable que muchos chicos, de diferentes edades, se han acercado al club y al deporte, más allá de la tradición de sus padres o abuelos. “La forma en que ingresé yo al golf, golpeando puertas, hace que ponga mucha atención sobre todo a los chicos que no son de familias golfistas”, afirmó Pablo, que considera fundamental que los jóvenes no se alejen del deporte y enfatiza que “la idea es desarrollar el golf en la ciudad”. 

Y agregó: “Me alegra mucho que chicos que no tienen padres golfistas se hayan acercado al deporte y hayan permanecido en el club, lo considero un mérito doble”.


 
Pedagogía

La incorporación del componente lúdico en el proceso de enseñanza es muy importante. Fijar metas, desafíos y objetivos también. “Tenemos una metodología ya establecida: arrancamos con minigolf, luego usamos palos plásticos y pelotas grandes y finalmente usamos palos de verdad”, destacó Pablo, que apunta a trabajar “de lo más simple y poco técnico a lo más complejo” y así familiarizar a los chicos con el deporte de forma paulatina.

“A medida que avanzan en las categorías, incorporamos los fundamentos del deporte, como colocación, postura y grip”, explicó.

Poner al juego por sobre la frustración y los aspectos técnicos es su prioridad. De ese modo, los chicos recién avanzan hacia la competición cuando están preparados y lo desean.

Según señaló Martínez, participan en el ranking de la federación, que consta de “entre 6 y 8 torneos en el año” y, para quienes tienen hándicap, de los Nacionales de menores de 15 años y de 18 años. En paralelo, también se realizan torneos y encuentros al interior del club. “Eso ayuda mucho en que se enganchen con el deporte”, afirmó.

Por su parte, este domingo cierra el ranking de Fenoba 2022 en el club La Lucila de General Villegas, y el 14 y 15 de diciembre se disputará el Nacional Junior en Buenos Aires, donde cada federación clasifica a jugadores de cada categoría y, explicó Pablo, “es una fiesta del golf nacional”, donde participan más de 300 chicos de entre 7 y 13 años. 

Claro está que, hace 30 años, ninguna de esas iniciativas existía para los menores y, por ello, el instructor considera que es uno de los tantos signos de que “el deporte está en crecimiento”, como también lo es el hecho de que haya canchas en prácticamente todas las ciudades de la región. 

“Este desarrollo del área de menores en el golf tiene un mérito enorme, se hizo un gran trabajo”, destacó.

El vínculo con los chicos

Desde que trabaja a diario en la formación, Pablo ha dejado de lado su carrera individual. “Yo solamente estoy en la parte docente”, afirmó.

Es que sus horas semanales se distribuyen entre el golf y las clases de educación física. Es profesor en la secundaria N° 5, la secundaria N° 21 de Saforcada, en el CEF N° 126 y en el CENS N° 453, con adultos. Además, martes, jueves y viernes da clases en la escuela de menores del golf club y, generalmente, los sábados da clases en Chacabuco.

Por otro lado, también es quien trabaja en la familiarización de los chicos de la ciudad con el deporte. A través de diversas iniciativas en colegios y colonias de vacaciones, suelen dar clases, talleres y jornadas de golf para que muchos conozcan de qué se trata. “Ver a un chico aprender a jugar golf me hace feliz”, afirmó.

Con 15 años de experiencia en la instrucción y un vínculo diario con niños de distintas edades, Pablo se ha convertido en un indiscutible conocedor de la disciplina. Al respecto, señaló que “es un deporte de habilidad y técnica que necesita mucha constancia y entrenamiento” y que se trata, fundamentalmente, de “más trabajo, esfuerzo y dedicación que talento”. 

En dicho sentido, destacó que, al tratarse de un deporte individual, “hay que lidiar con la cabeza y la personalidad” y, por ello, finalmente es exitoso quien “puede sobreponerse a los momentos difíciles y no decae”. 

Por su parte, eso también implica un trabajo adicional en el día a día, puesto que se trata de chicos de entre 6 y 18 años, y Pablo reconoce que “ver a quien arranca de cero, que se va formando, saca un hándicap y hace volar la pelota es increíble”. 

Y agregó: “El progreso es lo que más me reconforta, sobre todo cuando las cosas no salen bien desde el principio”.

Su presente lo encuentra conforme con el lugar en el que está y las iniciativas que impulsa desde su profesión. “El club y la federación me dieron la libertad de acción y de trabajo para decidir y proyectar, estoy muy contento y conforme con eso”, concluyó.

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