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Gustavo Lombardi explica que el paso de Naldo a través de la cuarentena se fue dando “con incertidumbre ”.
CÓMO SE SALE DE LA CRISIS

Más créditos y menos impuestos son las claves para la poscuarentena

Empresarios de nuestro medio analizan el día después de la pandemia. Proponen estímulos a la producción y el consumo. También consideran que debería ser revisado el esquema tributario, cuya carga configura un freno a un posible rebote de la economía. Remarcan que un tipo de cambio estable favorecería la importación y la exportación. Además: las consecuencias laborales también son un tema de mucha preocupación.

En este contexto de cuarentena tan extendida, el día después aparece como un gran signo de interrogación, no solo porque no se sabe cuándo se recuperará cierta normalidad, sino porque tampoco hay certezas sobre cómo será ese tiempo.

Convocados por Democracia, grandes empresarios que tienen unidades de negocios en nuestro medio analizan cuáles son las claves para encarar la pospandemia.

Los créditos para la producción y el consumo aparecen como prioridades, así como la financiación de deudas y la revisión del sistema impositivo que, hoy en día, cuenta con una carga tributaria muy difícil de sostener, según los empresarios.

Otras perspectivas ponen el acento en la necesidad de crear fuentes de trabajo, dado que el panorama laboral está empezando a mostrar su deterioro, y en el control de cambio y de la inflación.

Finalmente, una mirada que tenga en cuenta el panorama internacional también es un objetivo que aparece en el análisis.

“Hay que dar certezas”

El contador Gustavo Lombardi, titular de la firma Naldo, explica que el paso de la empresa a través de la cuarentena se fue dando “con incertidumbre”. Y, además, observa que “para adelante no se ve un panorama claro: así como se vivió hasta ahora con esas fluctuaciones, en el futuro se ve algo similar”.

Asimismo, señala que ese escenario de incertidumbre también se traslada al abastecimiento. “Está costando mucho conseguir mercadería, porque el 90% viene de zonas que tienen dificultades”, afirma.

Según dice, la electrónica fue el primer rubro que presentó dificultades “porque el sur estuvo cerrado por un tiempo importante”. Y aunque en estos días “pareciera que tiende a normalizarse” con algunas líneas menos de producción, “lo que se está complicando ahora es lo que se produce en el Gran Buenos Aires, que está más ligado a la línea blanca y lo que tiene que ver con chapas, como cocinas, calefones y otras”. Esto se profundizó esta semana a partir del cierre del AMBA.

En tanto, “la importación también tiene sus problemas porque está bastante cerrado el canal de envío de dólares al exterior, así que el abastecimiento de otros países está llegando muy a cuentagotas”.

Lombardi destaca que la demanda en su actividad “viene sostenida” y esto se debe a diversos factores: “En primer lugar, porque la gente no puede viajar, no tiene espectáculos, no sale a comer afuera, entonces por ahí el que tiene algún dinero lo usa para arreglar algo de la casa o darse un gusto y comprarse un electrodoméstico. Además, el plan de Ahora12 también acompaña. Entonces, la poca plata que hay por ahí va a parar a algún bien durable, como una heladera o una cocina”.

Por supuesto que hay diferencias dependiendo del nivel de apertura de las ciudades. No es lo mismo Olavarría, en donde hubo un pico, u otras como Chivilcoy, Salto, Neuquén, que también tuvieron sus complicaciones. “Son lugares en los que bajó la venta, pero donde hay más apertura, la demanda viene sostenida”, insiste Lombardi.

En este escenario, el empresario juninense considera que una mirada hacia la poscuarentena debe aportar seguridades: “Se necesita tener un horizonte certero para que los empresarios se animen. Si hay incertidumbre hacia adelante, si no se sabe qué va a pasar con la moneda, si se desliza la posibilidad de cobrar impuestos extraordinarios, el empresario se va a contraer a la hora de tomar decisiones de inversión”.

Si bien es consciente de que “tenemos muchos meses muy sufridos por delante”, sostiene que será imprescindible estabilizar el tipo de cambio. “Acá hay que dar certezas. Seguro que hay gente que tiene su dinero debajo del colchón y no se anima a gastarlos, pero si hay certidumbre, una moneda estable y fuerte, y beneficios para el que invierte, el país se podría encaminar. Hoy no se ve un plan de acción claro”, resume.

Es que, de acuerdo a su análisis, “al empresario le gusta imaginar el futuro y soñar con hacer crecer su proyecto, y se hace difícil pensar en crecer en este contexto”.

Mirar al mundo

Molinos Tassara, una de las principales empresas de Junín, tiene en este momento tres unidades de negocio: harinas, alimentos para mascotas y para rumiantes. Y en este período de pandemia, cada una tiene sus particularidades.

Así lo explica a Democracia el gerente general de la firma, Valentín Rebottaro.

La comercialización de harina fue el más afectado. Si bien la exportación en abril y mayo continuó en niveles similares a los que venían de antes, en el mercado interno, la reducción de horarios y la caída del consumo en las panaderías -sus principales clientes en esta línea- hicieron que bajara un 40% la demanda. Entonces, debieron reconvertirse.

“Nosotros estábamos preparando el lanzamiento de harina de kilo, envasada, así que terminamos de darle forma al proyecto y lo implementamos”, explica Rebottaro. Rápidamente, orientaron esta unidad de negocios a cadenas regionales y pequeños distribuidores. Posteriormente, sumaron la comercialización de harina en envase de cinco kilos, una línea que fue lanzada en mayo, que ya se consigue en algunos distribuidores mayoristas y por la que tuvieron solicitudes de cotizaciones de Bolivia y Brasil.

“En definitiva, en el mercado de la harina nos reconvertimos -agrega Rebottaro-, de un día para el otro nos encontramos con una situación impensada que nos generó incertidumbre y tuvimos que tomar decisiones para salir rápidamente al mercado ofreciendo alternativas, lo que también nos permitió mantener las fuentes de trabajo”.

En cuanto a las otras dos líneas, señala que el de alimentos para mascotas “no se vio afectado” y en el de rumiantes también “la actividad siguió de manera similar”.

En este marco, el gerente general de Tassara considera que, de cara al futuro, debe ponerse el acento en generar puestos de trabajo y tener una visión que comprenda al mundo: “No hay que olvidarse de que somos un país agroexportador, y eso nos debería implicar tener mayores niveles de producción y comercialización con otros países. Para eso se necesitaría algún acompañamiento con eliminación o, al menos, bajas de aranceles, para incentivar el mercado externo, lo que también va a redundar en el consumo en nuestro país”.

Según su análisis, esto también tendría consecuencias positivas en el mercado laboral, que hoy está en alerta. “Una reactivación desde el punto de vista productivo, generando mayores exportaciones, haría que hubiese más fuentes de trabajo y, consecuentemente, se reactive el consumo interno”.

Finalmente, Rebottaro subraya que “este no es un contexto fácil, pero hay que saber que Argentina le da de comer al mundo, un mundo que necesita alimentos”. Y concluye: “Para eso tenemos que ser lo suficientemente inteligentes para lograr las condiciones que nos permitan superar fuertemente el nivel de exportaciones”.

Créditos blandos

Al analizar al tránsito por la cuarentena, el empresario Claudio Perkusic recuerda que, después de un primer mes complicado en el que, a pesar de los problemas, se pudo pagar el sueldo de cada uno de sus casi noventa empleados, aparecieron mejores las perspectivas en mayo. Para la segunda quincena ya se vendía un 50% de lo que se comercializaba antes de la pandemia. En tanto que en junio el movimiento económico creció a un 70% de lo que era hasta marzo.

“Ahora estamos empezando a tener problemas para reponer materiales -comenta Perkusic- porque hay muchas fábricas, de las cuales somos distribuidores, que están en el Conurbano, ya tenían problemas con la entrega y ahora la situación se agudizó con el cierre que se decretó . Por ejemplo, Siderar tiene las plantas de chapa de techo en Haedo y en Canning, así que pasaron de trabajar con turnos reducidos a cerrar. Acindar tiene su planta de alambre en Tablada, por lo que les pasa lo mismo”.

En cuanto a la línea de ferretería, “también es muy difícil”, sobre todo en lo que tiene que ver con las herramientas. “Muchas de ellas son importadas, entonces no hay o el que tiene las cobra carísimas porque no sabe cuándo las va a reponer o a qué valor del dólar”, indica el empresario local.

Con todo, remarca que en su empresa “las ventas no están mal”, porque el hecho de estar trabajando a un 70% de lo normal “es importante, teniendo en cuenta el contexto”. La luz de alarma se enciende porque están liquidando su stock y no saben ni cuándo ni a qué precio lo van a reponer.

Es en ese contexto en el que Perkusic analiza cómo será la pospandemia. “Lo primero que me preocupa es el dólar -afirma- qué va a pasar cuando se ponga en marcha, porque la realidad es que se está emitiendo mucho y eso sirve para salir del paso ahora pero, a la larga, se paga con inflación”.

Otro tema central es el de la financiación. “Si no hay créditos blandos, es difícil que esto pueda arrancar. Eso lo veo con mucha preocupación, sobre todo para las pymes. Nosotros no tenemos deudas, pero hay muchas empresas que por este tema van a quedar muy mal después de la pandemia. Entonces, van a necesitar créditos a largo plazo y a tasas accesibles”.

Otro punto importante que destaca Perkusic es el panorama laboral, porque “hay gente que se está quedando sin trabajo, hay empresas que están cerrando o van a cerrar, y eso deja a muchos en la calle”.

Finalmente, Perkusic evalúa que la carga tributaria también forma parte del problema: “El costo impositivo es altísimo, por eso creo que debería haber una flexibilización en ese sentido. Es cierto que el gobierno necesita recaudar, entonces tenemos un problema con la frazada corta. Es difícil encontrar el equilibrio entre el dinero que se necesita y lo que los contribuyentes podemos aportar”.

Créditos a la producción y al consumo

Mafferetti es una casa de venta de insumos de jardín y electrodomésticos con sucursales en Junín, Nueve de Julio y Quiroga, además de una distribuidora de lubricantes. Su propietario, Víctor Mafferetti, cuenta que fue muy difícil estar un mes y medio sin abrir. “Tenemos una carga de gastos fijos muy grande y la pasamos muy mal”, sintetiza.

Según dice, con la reapertura de los comercios “empezó la circulación de pesos, por la emisión, y la gente, por no quedarse líquida, salió a comprar cosas”.

Es por ello que hubo un veranito de ventas en mayo: “Ese pequeño salto ya se vislumbraba cuando comenzamos con la venta telefónica, antes de abrir, porque la gente que podía hacerlo compraba productos para sobrellevar el encierro”.

Al mismo tiempo, la venta de productos para el agro les ayudó a sostenerse. Es que la cuarentena llegó en época de cosecha. “Así que eso nos permitió aliviar un poco los enormes inconvenientes que nos produjo el Covid”, agrega el empresario nuevejuliense.

Eso, sumado a la ayuda salarial que instauró el Gobierno nacional, que les permitió pagar la mitad del sueldo de cada uno de sus 45 empleados en abril.

Pero Mafferetti también hace hincapié en los que están atravesando momentos más difíciles aún: “También es cierto que, por lo menos por ahora, hay gente que queda fuera del sistema y no tiene capacidad de ahorro. Hay un sector que compró para no quedarse con el dinero, lo que permitió reactivar en mayo, pero después empezó la desaceleración, que es la realidad que tenemos ahora”.

En tanto, la reposición es otro tema que preocupa en este rubro: “Hoy las góndolas virtuales de electrónica están prácticamente vacías en las grandes cadenas, porque no se consiguen. Por un lado, la gente compró mucho en mayo, pero también se frenó la producción en el sur. Ahora reabrió, pero hoy estamos comprando tecnología con entrega en septiembre, octubre y noviembre, y tenemos que pagarla hoy para tener un precio competitivo y también para que te lo envíen. Es muy difícil”.

Este escenario a Mafferetti le permite visualizar un futuro complejo. Por eso considera que, en la pospandemia, “lo primero que se necesita es que haya créditos blandos para las empresas y también para la gente, porque las personas de menores recursos están quedando fuera del sistema, y no se van a recuperar mientras esta inflación los vaya consumiendo todos los días”.

En definitiva, créditos para la producción y también para el consumo. “Hay algunos rubros que están en carrera, pero otros se cayeron -comenta-, nosotros vendíamos muchísimo en 12 o 24 cuotas sin interés, y al no estar eso, la gente no tiene acceso a muchas cosas. Por ejemplo, hoy las líneas de muebles más económicos dejaron de venderse y sí las líneas de alta gama, es como que hay algunos que antes compraban y ahora pueden seguir haciéndolo, pero hay otro gran mercado que, lamentablemente, ya no tienen acceso a lo que sí tenían antes. Ahí debería apuntarse. La financiación cómoda hace que uno pueda venderle al que tiene un sueldo. Pero los intereses hoy impiden que eso pueda hacerse”.

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