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En las carnicerías afirman que las variaciones de los precios responden a la oferta y la demanda.
BAJA LA DESCONFIANZA Y SE NORMALIZA LA PLAZA

Cuarentena: se frena el consumo y los precios tienden a estabilizarse

Por la incertidumbre, al inicio del aislamiento se compraba para almacenar, lo que generó aumentos, pero de a poco se equilibra el mercado. Mientras en las carnicerías afirman que las variaciones responden a la oferta y la demanda, los verduleros hablan de subas estacionales. Cadena de valor, fletes y costo del dólar son los ítems detrás de la inflación. Faltan valores de referencia para controlar algunos productos.

A dos meses de iniciada la cuarentena, los precios de los alimentos parecen ir encontrando cierta estabilidad. Es cierto que hay aumentos y en algunos casos parecen desproporcionados, pero el panorama general permite observar que, luego de unas primeras semanas de incertidumbre, cuando los consumidores se stockearon más de lo normal, ahora ya se normalizaron las compras y el costo de los productos no tiene variaciones tan oscilantes. Salvo algunas excepciones, claro.
Consultados por Democracia, referentes de las carnicerías locales señalaron que hubo una suba inicial del orden del 20% al inicio del aislamiento, producto de este comportamiento de la gente que salió a comprar para almacenar, pero luego los valores se mantuvieron y las últimas semanas hasta hubo un retroceso de alrededor del 5% en los cortes vacunos, y más aún en el cerdo y en el pollo. Según el análisis de los carniceros, esto se explica simplemente en la ley de oferta y demanda.
En las verdulerías el panorama no es el mismo, aunque también aseguran que no hay incrementos desmedidos. Según dicen, las subas tienen un componente puramente estacional. Inclusive en el caso del precio de los huevos, que experimentó un salto enorme en los últimos días, se trata de un tema recurrente todos los años para esta época, de acuerdo a los comerciantes consultados.

La carne
De acuerdo a la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) arrojó un aumento del 1,5%, el menor en el último año. No obstante, la suba más importante se dio en el rubro Alimentos y Bebidas no Alcohólicas, que trepó un 3,2%.
Dentro de ese subgrupo, se advierte que en abril algunos cortes de carne tuvieron incrementos: 8,9% la paleta, 6,1% el cuadril, 5,8% la carne picada, 3,3% la nalga y 1,4% el asado.
Sin embargo, las carnicerías de nuestra ciudad no retocaron, en general, los precios durante abril. Y mas aún: en las últimas dos semanas hubo un descenso de los valores, según lo recabado por este medio.
“Los precios cambiaron cuando se hizo el paro del campo, unos días antes de la cuarentena, ahí hubo un salto de entre un 20% y un 30%, y de ahí no bajó más”, explica Ricardo Arias, dueño de El Perro Verde.
Según dice, ahora “la carne sigue viniendo al mismo precio, el tema son los gastos de uno”. Y advierte que hoy “cuesta mucho hacer el día” por lo que “uno no puede hacer locuras” con los precios.
Hay otros carniceros que coinciden en este análisis, el de una suba en marzo de alrededor de un 20%, y un descenso de un 5% en los últimos quince días. Y no solo en la carne de vaca: el cerdo también se contrajo un 10%, lo mismo que la carne de ave. “El cajón de pollo llegó a valer $2000 y ahora está en $1650”, graficaba un carnicero ante Democracia.
“El precio aumentó al principio de la cuarentena porque la gente salió a stockearse dado que no sabía qué podía pasar o si iba a haber desabastecimiento”, señala otro carnicero. Y agrega: “Además, se cocina más. La gente está en la casa y se hace la comida, no se compra tanto hecho. Toda la vida el precio de la carne estuvo guiado por la oferta y la demanda, cuando sube mucho, la gente no la consume, cambia por otros cortes o por cerdo, pollo o pescado”.
El propietario de Sabor Criollo, Pablo Sarquis, coincide con el análisis general, y considera que “después del salto inicial, la carne se está estabilizando en estos valores, tanto la vaca como el cerdo y el pollo”.

Frutas y verduras
En cuanto a las frutas y verduras, los aumentos revelados en el IPC de abril muestran un 57,2% en la naranja, un 31,6% en la cebolla, un 17,2% en la batata, un 11,6% en la papa, un 9,6% en el zapallo anco, un 7,5% en los huevos, un 7,4% en el tomate redondo, un 5,3% en la manzana deliciosa, un 4,3% en el limón, un 2,6% en la banana y un 1,8% en la lechuga.
Estos incrementos no se reflejan fielmente en las verdulerías locales. Aunque sí se dieron saltos en algunos productos, y los referentes del rubro ratifican que todo tiene una explicación en lo estacional. Y que, además, suele haber bastante volatilidad en los precios porque depende mucho de la cosecha. “Hoy vale 120 pesos el kilo de tomates, pero en un momento estaba a $300 y después también estuvo a $50. Los precios suben y bajan constantemente. En lo que tiene que ver con frutas y verduras, cuando tiene que valer $300 lo vale, pero cuando tiene que estar a $50, está a ese precio. Porque lo tenés que vender o lo tirás, no hay posibilidad de especulación”, analiza Walter, de la verdulería Los Balma.
Hoy se está trayendo berenjenas, zapallitos, morrones y tomates del norte del país y el flete encarece el producto. También, por una cuestión de faltante, hay zanahorias de Brasil.
“Los aumentos tienen que ver con los productos de estación –explica de Naranja y Media–, el que está en el rubro sabe que hay cosas que no son de estación. Ahora, por ejemplo, aumentó un montón la uva, pero es porque se terminó la época, la que consumimos ahora es chilena, por eso sube”.
Otro ejemplo que señalan los verduleros es el de la papa, que en los últimos días aumentó porque, en las ciudades donde se siembra, se les prohíbe la entrada a los camiones durante tres días cuando llueve. “Entonces no entra papa al mercado y la que hay aumenta, porque la oferta no alcanza a cubrir la demanda”, explica un verdulero, para luego ejemplificar: “Fui a Tandil a buscar papas, justo se largó a llover y tuve que esperar dos días, y cuando fui a cargar me quisieron cobrar un 30% más, y ya tenía el pedido pagado”.
“En general, son los incrementos de todos los años, no tiene que ver con la cuarentena, en este rubro los aumentos tienen que ver con la estacionalidad del producto”, puntualiza Noelia.
El tema de debate de los últimos días fue el de los huevos, que tuvieron subas extraordinarias. “Todos los años para Pascuas aumenta, porque es época de replume y recambio de gallinas”, señala Walter. Noelia puntualiza que “una avícola no se trata solamente de tener los animales y ya, los insumos están en dólares y cuando estos aumentan, los costos son mayores”.
Si a eso se le agrega que aumentó un 40% la demanda, con la misma o menor oferta, el salto nuevamente termina explicándose con la lógica de las leyes del mercado.

Detrás de los aumentos
A la hora de analizar el porqué de los aumentos, el economista Guillermo Fontán, docente de Micro y Macroeconomía de la Unnoba, advierte que hay que mirar el proceso como una película y no solo como una foto.
“En el mercado existe oferta y demanda –explica Fontán–, pero la actividad también hay que mirarla en la perspectiva de una cadena de valor, es decir, desde que se genera el producto hasta que llega a la mesa del consumidor. Con la pandemia estamos viendo un shock de oferta, esto quiere decir que esta se contrae porque no hay demanda y, al suceder eso, aumentás los precios. Si bien es cierto que mermó la demanda, más lo hizo la oferta. Técnicamente, tiene que ver con la elasticidad de curvas. Esto se traduce en que la demanda se contrae, pero a un ritmo menor que el de la oferta”.
Pero la película –más allá de la foto– indica que “antes de la pandemia ya veníamos de una recesión severa y con contracción de oferta por la misma situación, con lo cual, los precios ya tendían a aumentar: en este caso primero hay un aumento de precios relativos, es decir, de cada precio en particular, y después esto tracciona la inflación”.
Para el docente de la Unnoba, el aumento del dólar blue también es un componente de mucha incidencia porque, si bien se supone que los precios deberían estar alineados con el dólar oficial, en la práctica los empresarios que tienen que manejar sus costos se referencian con el blue o con un mix de ambos, y eso se traslada a precios. Algo que no hacen solamente las grandes compañías: “Porque el verdulero también tiene que reponer. Todo lo vinculado a lo agropecuario tiene un fuerte componente del dólar, ya sea por los insumos y por las materias primas para llevar adelante los procesos productivos. Como el que se tiene en cuenta es el dólar de la calle, no el solidario, indefectiblemente va a ser trasladado a los precios”.
En este escenario, opina que lo que se debe hacer es “cambiar las expectativas, romper con la inercia inflacionaria y, paralelamente, empezar a definir criterios de una política pública a través de un plan de estabilización”.
Para Fontán, que también fue director Provincial de Comercio, un factor importante es el de controlar los precios: “Sin dudas, es una decisión política. Los controles de precios siempre fracasaron porque empezaron desde el último eslabón de la cadena hacia arriba, cuando debería ser al revés: controlar las grandes cadenas que normalmente son oligopólicas y que manejan los precios de compra al productor y de venta al comercio. Este es uno de los problemas que viene desde hace décadas”.

Controles
Fernando Scanavino, titular de la dirección General de Defensa de los Consumidores y Usuarios del municipio, explica que la dificultad para controlar que no se cometan abusos en los aumentos de carnes, frutas y verduras reside en que el Gobierno nacional emitió una resolución sobre el tema que hace referencia a esos rubros, “pero todavía no estableció los precios máximos en estos productos, con lo cual, estamos frente a una situación sin precios de referencia para carnes y verduras”.
No obstante, se realizan relevamientos para los que se toma un promedio con los precios minoristas del Mercado de Ezeiza, que es el de la Provincia de Buenos Aires.
Scanavino comenta a Democracia que “en la primera quincena de abril hubo algunos desbordes en materia de precios, más que nada en las frutas y algunas verduras, pero después, a partir de una presencia importante de la oficina, se fueron encarrilando”.
En tanto, el funcionario comunal expresó que la renovación del programa de precios máximos hasta fin de junio es positiva, “pero también es cierto que hay productos a los que se les escapan los costos a los comerciantes”. Y, en tal sentido, graficó: “Algunos nos han mostrado boletas de compra en las que los productos tienen un costo mayor para ellos que el precio máximo fijado por el Gobierno, concretamente, el azúcar debería estar a $56 y a ellos el mayorista se las cobra $57 o $58. En ese caso, se debe hacer el reclamo a su proveedor y este trasladarlo a la fábrica, si es que de ahí viene, para evitar abusos y multas. En este nuevo escenario, es factible que pueda haber algún faltante”.

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