Un grupo juninenses comenzó la semana pasada a ayudar a los más afectados por el aislamiento obligatorio que decretó el gobierno para evitar la propagación del coronavirus, ya que no pueden realizar sus oficios. La mayoría de ellos, realizan trabajo informal.
A raíz de donaciones de los vecinos, que reciben en la sede del Club Defensa, elaboran la comida caliente y la reparten a unas 200 personas, que llevan sus recipientes a Lartigau 31, lugar que se convirtió en una gran cocina de amor que contiene a quienes no la pasan bien.
La esperanza, la misma: poder llevar un plato de comida para cada integrante de la familia en tiempos en los que el dinero no entra en casa porque no se puede trabajar. Es uno de los lados B de la cuarentena que motivó la solidaridad de los integrantes quienes cocinan los lunes, miércoles y viernes.
La iniciativa está a cargo de Victoria Cacabelos, Aldo Pulido, Gaston Muñoz, Pedro Elizalde, Renzo Muñoz y Baltasar Pulido, quien dialogó con Democracia.
“Arrancamos el lunes pasado, junto a dos amigos y mi novia, mi papá y el de un compañero quienes se encargan de recibir la mercadería en una casa y salir a buscar las donaciones. El resto nos encargamos de cocinar y desinfectar los productos”, afirmó.
“Al principio arrancamos cocinando para 20 familias y hoy son 200 personas quienes se llevan su vianda y bolsitas con mercadería. Recibimos una gran mano de los vecinos de Junín que se acercaron a donar la materia prima o dinero”, destacó.
El menú de hoy: “Vamos hacer fideos con salsa boloñesa cuyas porciones se llevan en tupper o bandejas plásticas que recibimos”, explicó Pulido.
“En esas 200 personas, también está incluido un comedor llamado Nueva Esperanza. Nosotros estamos apuntando a darle de comer a los niños. Esto lo vamos hacer hasta cuando termine la cuarentena para la gente más afectada en lo económico”, subrayó.
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