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RECORRIENDO LOS BARRIOS

Campo La Cruz: sinónimo de desolación

Habitado por familias integrantes de la comunidad Mapuche, Campo La Cruz no sólo es uno de los barrios más alejados del centro de la ciudad, sino tal vez, como ellos lo plantean, "de los más olvidados".

Al llegar a la Ruta Nacional 188, a la altura de calle Alberdi, siempre por caminos de tierra, hay que recorrer unos cuatro kilómetros para comenzar a descubrirlo.
Viviendas precarias, hornos de ladrillo, inhóspito.
Una escuela, "la 26", a la que concurren los chicos del barrio; un dispensario, el edificio que ocupa la sociedad de fomento, cerrado, casi abandonado.
Un panorama desolador si se tiene en cuenta que la tarde que DEMOCRACIA lo recorrió, era desapacible. Frío, viento y lluvia...
Campo La Cruz posiblemente se trate del único barrio de la ciudad que no tiene  ningún servicio.
Los vecinos, todos pertenecientes a la comunidad Mapuche, no sólo no cuentan con servicio de agua potable, cloacas ni gas, sino que además, apenas tienen unas cuadras con alumbrado público. Sería una utopía hablar de pavimento, mejorado o cordón cuneta.
"Los días de lluvia los caminos son intransitables", aclaran los vecinos visitados por DEMOCRACIA.
"Los taxis no quieren entrar - sólo una parada nos da respuesta -. Vivimos aislados".
Más allá de lo expuesto, también aclaran que el elevado costo de los viajes, por la distancia, a muchos les hace imposible afrontarlos. "No hay que olvidarse que acá vive gente muy humilde. Algunos trabajan en la ciudad pero la mayoría vive de los hornos de ladrillos".

La salud


Poseen, sí, un "dispensario", como lo llama Olga García, la presidenta de la sociedad de fomento, pero no hay médico que cubra la asistencia a las familias del lugar, y fundamentalmente a los más pequeños. "Venía una doctora, pero nos dijeron hace un par de días que había renunciado y desde entonces sólo está la enfermera,  Esther García, que viene los lunes y miércoles a la tarde" y es la encargada de asistir y dar leche para los más pequeños."Pero necesitamos un médico. Hay algunos vecinos que pueden ir a una clínica, pero la mayoría es gente muy humilde y hay muchos chicos".

La sociedad de fomento

Si bien en Campo La Cruz hay un edificio que pertenece a la sociedad de fomento, la actual comisión nunca pudo ingresar ya que no les fueron entregadas las llaves.
Olga García explicó que hace más de  un año que un grupo de vecinos fueron elegidos para trabajar por el barrio, pero si bien "desde junio del año pasado pedimos que nos entreguen el salón, no hay caso, nadie nos soluciona el problema".
"Siempre nos prometen que lo van a entregar, pero seguimos esperando".
Se suma a la conversación Lorena, vocal en la comisión de la sociedad, quien aclaró que "muchas veces hemos ido a hablar con Carlos Berestein a la Municipalidad. Primero me dieron un papel en el que el Intendente reconoce a la sociedad" y "que en 15 días nos darían la llave. Esto fue en junio del año pasado. Seguimos esperando".
"Y encima, ya parece que ni nos quieren atender".
A modo de ejemplo, relató a DEMOCRACIA que para festejar el Día del Niño tuvieron que hacerlo en el patio de la casa de una de las integrantes de la Comisión.
"Un grupo de jóvenes de Red Solidaria vinieron y trajeron de todo para los chicos, pero no teníamos lugar donde festejar o preparar un chocolate caliente".
Aclaró además que "para hacerlo en la sociedad de fomento, la persona que tiene las llaves exigía que nosotros -los actuales componentes - no entráramos".

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