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El economista Martín Tetaz considera que la inflación en este año va a rondar un 20 por ciento.
EL ECONOMISTA DIO UNA CHARLA EN LA UNNOBA

Martín Tetaz: “La economía argentina puso primera”

Sostuvo que se advierte una recuperación, aunque ésta es “heterogénea”. Además, estimó que este año la inflación rondará el 20% y remarcó que, más que el atraso cambiario, lo que se debe atender es el déficit fiscal.

¿Cómo evalúa la marcha de la economía?
-Hasta el año pasado la economía estaba “en obra”. Cuando uno, en una casa, está en obra sabe que no le queda otra, pero mientras lo está haciendo la casa es un desastre porque tiene gente trabajando, gasta el doble de lo que pensaba gastar, los obreros habían prometido que se iban en el segundo semestre y en noviembre todavía están ahí, y finalmente, en diciembre los albañiles terminaron, se fueron, y la economía puso primera. Y ahora estamos en un momento en el que la economía va como cuando estás en un embotellamiento, a paso de hombre, donde ponés primera y parás, hasta que en un momento vas a poder poner segunda y ver que el embotellamiento se destrabó. La economía argentina puso primera, pero todavía no logra poner segunda.

-¿Cuándo puso primera la economía?
-En octubre del año pasado. El PBI dejó de caer en el tercer trimestre y en el cuarto creció un 0,5 por ciento. Poquito. Y además el crecimiento fue muy heterogéneo. Por ejemplo, el que transita la Ruta 7 se da cuenta de que hay una máquina detrás de la otra, hoy tardé un poco más en llegar porque me cansé de pasar camiones, entonces ahí ya hay dos indicadores de que la economía se está recuperando. Ahora, esto que pasa en esta región no sucede en el Gran Buenos Aires, donde hay destrucción de empleo industrial. Entonces, es una recuperación lenta, que todavía va en primera, y por el otro lado, es heterogénea: a algunos sectores le va relativamente bien y a otros les cuesta.

-¿Cómo analiza los problemas generados en ese tiempo “de obra”, como los 44 mil puestos de trabajo perdidos en 2016 según el Indec?
-El problema de esos datos es ver la foto y no la película, porque el año pasado se perdieron 140 mil puestos de trabajo en el primer semestre y se ganaron 100 mil en el segundo. Entonces, el dato que se perdieron 40 mil puestos es correcto, pero el problema ocurrió en el primer semestre, y no podemos hacer políticas públicas hoy pensando en algo que ya se está recuperando. Ya pegó la vuelta y la economía está creando empleo, lo que se puede discutir es, en todo caso, qué se puede hacer para que cree más el empleo, para que lo haga en algunos sectores específicos, por ejemplo, en la construcción, un sector que empuja muchísimo y tiene un efecto multiplicador. Hasta ahora se está viendo mucha recuperación de obra pública, recién ahora se empieza a ver recuperación de obra privada, vuelan los créditos hipotecarios UVA que empezaron a salir, que son a 30 años y todo el mundo está averiguando en los bancos sobre ellos. Uno ve que se caen a pedazos las ventas en los shoppings pero, al mismo tiempo, los argentinos revientan Chile, Uruguay, Brasil o Paraguay cuando salen. Entonces, la capacidad de compra se está recuperando, pero se van a otro lugar porque acá “los matan”. También hay paradojas como ésta: creció un 54% el patentamientos en autos en el primer bimestre y pero el 75% de esos autos son importados.

-Incluso algunas empresas automotrices tuvieron dificultades, debieron suspender personal.
-Exacto. Al mismo tiempo que está creciendo mucho la demanda de autos, está cayendo la producción. El tema es que, por su crisis, Brasil se quedó sin mercado para sus autos y los metieron acá con promociones porque no tenían a quién vendérselo. Recién el mes pasado empezó a crecer el consumo en Brasil, y cuando se recupera, empuja a la economía nuestra, que depende más de Brasil que de la propia Argentina.

-Hizo referencia a los créditos hipotecarios UVA, que generan ciertas dudas por estar atados a la inflación, ¿cómo analiza esta herramienta?
-Todo está atado a la inflación. El crédito hipotecario está atado a la inflación como lo está un alquiler: la persona que hoy alquila sabe que lo que paga hoy no es lo mismo que va a pagar el año que viene. Lo que pasa es que en la Argentina, en 1980, el Banco Central emitió la famosa circular 1050 que hizo que se liberaran las tasas de interés, lo que provocó que se hiciera imposible pagar los créditos y mucha gente perdió su casa. Y eso todavía está en la memoria. Para evitar eso, el Banco Central ahora dispuso que la cuota siempre tiene que guardar una relación de, como máximo, un 30% de tu ingreso. Esto quiere decir que si, de golpe, hubiera una inflación muy grande y los salarios no subieran en la misma proporción, los bancos están obligados a dar más cuotas, entonces hay un tope en el que la cuota queda atada al salario y no a la inflación. Es verdad que vas a pagar más, pero lo vas a hacer en tantas cuotas que no te va a afectar tu capacidad de pago. Y para el que hoy alquila, ese miedo no está porque su alquiler también lo ajustan por inflación.

-¿Usted cómo analiza la inflación?
-Este año va a ser la mitad del año pasado. En 2016 tuvimos 40%, para éste el Banco Central dice 17%, los analistas privados no le creen y hablan de un 21%, pero la discusión está ahí, nadie dice 30 ni 40. El debate es si el año que viene vamos a poder bajarla otra vez y podemos normalizarnos en tres o cuatro años en una inflación de cinco puntos.

-¿Cree que fue subestimado el tema de la inflación cuando asumió este gobierno?
-Lo que creo es que se subestimó el impacto del tarifazo en la inflación. El problema era que había que bajar la inflación y resolver el atraso cambiario y el tema tarifario. Liberar el dólar y resolver el atraso energético genera más inflación. Por eso llegó a 40%.
-Aun cuando el tarifazo no fue de la magnitud que se había propuesto al principio.
-Relativamente. No fue la secuencia que quería el gobierno por las trabas que hubo en la justicia. Y este año iba a ser todo en febrero y, por ejemplo, en electricidad se hizo en cuotas de febrero, marzo y noviembre. En algunos casos se desdoblaron los aumentos para que impacten un poco menos, pero se está haciendo. Cuando empezó este gobierno, de cada factura de servicios, la gente pagaba el 20%, y el 80% restante lo ponía el gobierno. Este año ya es 50 y 50. El objetivo es seguir reduciendo eso.

-¿El atraso es un problema?
-La transpiración de tu cuerpo es un problema si estás sentado, charlando, sin hacer nada; ahora, si terminás de jugar un partido de básquet, lo más probable es que estés transpirado. Esta comparación la hago porque una cosa es el dólar barato y otra, el dólar atrasado. Sí hay dólar barato, todo aumentó un 40% el último año y el dólar no aumentó nada. Ahora, dólar atrasado quiere decir que el Banco Central lo está reteniendo en un valor mentiroso como era, por ejemplo, el uno a uno de la convertibilidad, la tablita de Martínez de Hoz o el dólar de Kicillof, cuando el Banco Central se quedó sin reservas por decir que valía nueve pesos cuando era evidente que ése no era su valor. Eso no pasa. De hecho, el Banco Central está ganando reservas, tiene 50 mil millones, el doble de cuando asumió esta gestión.

-¿Eso no tiene que ver con la deuda que se tomó?
-Claro. Es verdad que están entrando muchos dólares por la deuda para financiar el déficit fiscal del gobierno, pero lo concreto es que el dólar, una vez que entra a la economía, genera el mismo impacto, independientemente de la ventanilla por la que entre. Esos dólares más que hay en la economía hacen que esté barato. No es que el Banco Central lo esté tirando para abajo, de hecho está comprando dólares, si no se metiera para nada, el dólar en Argentina valdría diez pesos. Lo que sí es insostenible es el déficit fiscal sistemático. Tuviste un déficit de 27 mil millones de dólares, fuiste a buscar financiamiento afuera y la deuda externa creció 22 mil millones de dólares. No puede crecer la deuda de tal manera todos los años, ahí hay un límite. Hay que empezar a mirar el déficit, y si empieza a bajar –más allá de la discusión de a qué velocidad lo hace–, el año próximo tendré que ir a buscar menos, el otro menos aún, y el cuarto empiezo a pagar.

-Teniendo en cuenta que es un año electoral, ¿cuánto influye la política en todo lo que está planteando?
-Mucho. Creo que la política y la economía son dos caras de una misma moneda. La política influye en el sentido de que, por ejemplo, todo lo que el gobierno tiene que sacar del Congreso le sale plata, y no hablo de casos como la famosa Banelco, sino por cosas que piden los legisladores, las mineras piden que bajen las retenciones a la minería, las petroleras piden que subsidien el petróleo, otras piden coparticipación y todo eso es plata. Y también sucede al revés, porque la economía influye en la política, en el resultado electoral: una economía que crece al 5 o 6 por ciento te hace ganar una elección, una con la recesión del año pasado, te la hace perder.

-También está la tentación de tomar decisiones en función de las elecciones.
-El gobierno tomó muchas decisiones económicas a pesar de ser un año electoral. Por ejemplo, aumentar las tarifas. En otro momento se hubiera esperado. El gobierno acepta pagar parte de los costos políticos. La semana pasada el Banco Central subió la tasa de interés, algo que, pensado en clave electoral, no se hubiera tomado nunca. Pero Sturzenegger está haciendo su trabajo, que es bajar la inflación. En ese tipo de visiones es en donde la política todavía no se cuela tanto.

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