El escenario actual para las pymes está “en un punto crítico” y los próximos dos o tres meses serán claves para este sector de la economía puesto que, si no se produce alguna “inyección de dinero” o un síntoma claro de reactivación, a las pequeñas y medianas empresas “se les va a complicar mucho” el panorama.
El diagnóstico corresponde al contador Guillermo Vega, titular de la Cámara Pyme del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Capynoba), y pone de manifiesto la actualidad de este sector, que es uno de los motores fundamentales de la economía pero que en los últimos tiempos se siente en jaque por la incertidumbre en que se encuentra envuelto.
Referentes locales del rubro aseguran que una gran presión impositiva como la que experimentan, junto a un costo laboral al que consideran excesivo, sumado a una economía que está –al menos– estancada, forman un cóctel que hace muy difícil el sostenimiento de cualquier proyecto productivo pequeño o mediano.
En este contexto, el sector agropecuario funciona, en los hechos, como una luz de esperanza que tal vez pudiera –a partir de su reactivación– derramar en otras áreas productivas. Sin embargo, las copiosas lluvias que cayeron en la región en los últimos días abrieron un signo de interrogación sobre cuál será, en definitiva, el impacto real de la cosecha sobre el resto de las economías locales y regionales.
Panorama actual
“Venimos de un 2016 que fue un año de ajustes en los servicios, con aumento de los combustibles, lo que generó una suba en los costos fijos tanto para la empresa como para los consumidores. La consecuencia de eso fue una baja en el poder adquisitivo y una contracción en la economía en general”, explica Vega.
Para el referente de Capynoba, una de las claves es que baje la inflación, que debería rondar los 20 puntos, aunque las posibilidades de alcanzar esos números parecen lejanas, habida cuenta de que solamente en el primer trimestre del año ya hubo un 6,3% de incremento de precios.
“Las inversiones que se están esperando no van a llegar este año –agrega Vega– porque hay una cuestión de tiempo para que el interesado venga, genere un negocio y demás. Mientras tanto, lo único que te queda es apostar a las pymes que son las más fáciles de generar, porque son negocios más rápidos y que generan muchas fuentes de trabajo”.
Sin embargo, en el sector pyme aún no se ven los incentivos, porque “la Ley de Emprendedores no está reglamentada, como tampoco lo está la Ley de Pymes”, iniciativa que tiene algunos beneficios impositivos pero que “no alcanza para reactivar la economía”.
Otro aspecto que se destaca entre los que tienen proyectos productivos pequeños y medianos es “la falta de inversión que hubo en los últimos diez años”, lo que implica que “si alguien quiere poner una empresa mediana o grande en Junín, tiene que analizar el tema de la energía, como la electricidad o el gas, porque tal vez no se lo puedan proveer”. Es por ello que insisten en que, a raíz de esta cuestión coyuntural, habría que apuntalar a las pymes “hasta que las inversiones en energía, que llevan tiempo, tengan sus resultados”.
Presión impositiva y costos laborales
Desde Capynoba afirman que están atravesando un tiempo “muy difícil” para las pymes. “Hay muchas que se han endeudado, les ha costado mucho sostener la parte impositiva, los aportes y el costo laboral”, señala Vega.
En el mismo sentido, el empresario Alfredo Martínez, uno de los propietarios de Industrias Plásticas Martínez, asevera que “el mayor problema” que tienen es impositivo: “De todo lo que trabajamos nosotros nos vemos obligados a pagar el 64% de impuestos sobre los salarios, más allá de que por supuesto hay que pagar IVA, Ingresos Brutos y Ganancias. Esos tres impuestos hay que afrontarlos. Pero, pagar impuestos por cometer el delito de trabajar, me parece que no es justo. No sólo estamos en desacuerdo, sino que nos lleva la ganancia”.
A modo de ejemplo, Martínez relata que por un operario que cobra 15 mil pesos de bolsillo, debe abonar otros $ 9.600 de impuestos salariales. Es decir que eso se suma al sueldo. “Entonces, si un operario o un oficial, te cuesta 25 mil pesos, es más de lo que una Pyme puede pagar”, sentencia.
Esto, a su vez, lleva a la necesidad de tener que aumentar el precio del producto lo que, consiguientemente, deja a esa empresa fuera del mercado internacional. Para Martínez, con estos números “una pyme no puede salir a vender su mercadería a otros países”.
El reconocido empresario local sostiene que “esto fue siempre así”, y puntualiza: “Todos los políticos nos dicen que tenemos razón, pero nadie baja los impuestos”.
Las pymes también sintieron la retracción que hubo en el consumo, originada por el aumento de costos, que derivó en más incrementos de precios y, como lógica consecuencia, un freno a la economía.
“Algo que se puede hacer es bajar las cargas sociales a las pymes, aunque sea por uno o dos años, para que puedan tomar más empleados”, opina Vega.
La Ley de Pymes prevé algunas reducciones impositivas, pero no sobre lo laboral. También hay planes, como Mi Primer Empleo, para reducir las cargas sociales, pero para Vega son insuficientes: “Hoy en las pymes se piensa mucho la decisión de tomar un empleado por los costos que tiene, que son los mismos que tiene cualquier empresa de cualquier tamaño. Lo único que hay hoy es que las empresas de hasta cinco empleados reciben un pequeño beneficio por un tiempo determinado, pero no es representativo en el volumen. Hoy una pyme de diez empleados está pagando un costo muy alto de cargas sociales que, en un escenario de contracción de la economía, le requiere un esfuerzo bastante importante”.
Puestos de trabajo
En el ámbito pyme local se pudieron mantener, en gran medida, los puestos de trabajo. “Hubo algunas bajas, pero no fueron significativas”, asegura Vega, que considera que se dieron producto de la contracción económica. Es más, el dirigente de Capynoba cree que “con un poco de apoyo” se pueden recuperar esas fuentes de trabajo que se perdieron.
El apoyo resulta clave para un sector que es un gran generador de fuentes de trabajo. ¿Por qué se dice que se les atribuye esta cualidad a las pymes? Vega responde con un ejemplo: “Un molino chico puede tener unos nueve empleados y uno o dos administrativos, la diferencia con uno mediano por ahí son tres trabajadores más, mientras que la producción es el triple que la del chico. Y uno grande también tiene más empleados, por supuesto, pero a escala, la pyme requiere más mano de obra”.
Impacto del campo
Los referentes del sector pyme aspiran a que en las próximas semanas comience a verse cierta recuperación en nuestra zona a partir de la cosecha en el campo.
“El sector agropecuario, a partir de las medidas que se tomaron de la baja de retenciones y de algunas barreras arancelarias aduaneras, puede derramar un poco en la economía y se puede traducir en la compra de maquinarias, vehículos, inversiones y demás”, explica Vega, apostando a que comience a haber más movimiento dentro de la economía.
En el mismo sentido, Martínez sugiere que “en el interior se puede llegar a notar primero la reactivación porque el campo anda mejor, eso se derrama en todas las localidades y todos vamos a poder tener un poco más de trabajo”.
El trabajo local
El escenario planteado hace suponer que la eventual recuperación de este mercado depende de políticas macroeconómicas. Sin embargo, desde lo local también se trabaja para mejorar en el mercado pyme.
Así lo hace Capynoba, con su participación en esta etapa de resurgimiento de la Agencia de Desarrollo, en la que hay involucrados varios actores sociales y económicos de la ciudad.
Vega considera que lo primero que se debería hacer a nivel local o regional es desarrollar un observatorio económico que permita conocer fehacientemente la cantidad de empresas que hay y qué necesidades tienen, para luego ejecutar acciones y hacer capacitaciones de acuerdo a las demandas del mercado de Junín.
De cara al futuro
Al momento de analizar qué se puede esperar de cara al futuro, Martínez es categórico: “Si se dejan de robar, el país se puede llegar a recuperar. Espero que esta gente tenga la habilidad necesaria como para dejar de equivocarse en algunas cosas. Por ejemplo, acá, en Junín, en una casa de familia pagábamos 800 pesos de luz cada dos meses mientras que en Buenos Aires se pagaba 50 pesos por bimestre. Hubiese correspondido que aumentaran a los porteños hasta que llegaran al nivel nuestro y después, si había que ajustar un poco más, que se hiciera con todos. Pero se les subió a todos por igual, o sea que se nota que les falta experiencia”.
Por su parte, Vega insiste en la necesidad de reactivar la economía como para “generar una expectativa en la gente” de manera que “deje de esperar a ver qué pasa”. Eso podría ayudar a que haya más inversión: “Creo que las medidas que se están tomando, en líneas generales, son buenas. No ayuda el arrastre de lo sucedido el año pasado por lo que la gente viene resentida por los aumentos y esas cuestiones. La clave es que la economía no se paralice y la inflación esté en niveles aceptables, no los 40 puntos que tuvimos el año pasado”.
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