Democracia realizó una rueda de consultas con referentes locales del comercio y la industria y recabó que las perspectivas para este año reflejan una gran preocupación e incertidumbre por el rumbo económico, la caída del consumo y la situación de los pequeños y medianos comerciantes.
En este sentido, Diego Ruiz, presidente de la Sociedad Comercio e Industria de Junín, afirmó ayer en diálogo con Democracia que el panorama económico para este año asoma con algunos nubarrones y mucha preocupación, aunque esperan una reactivación. “El Gobierno no está dando señales, por lo que creemos que va a costar la reactivación”, lamentó el dirigente.
Con respecto al plano laboral, afirmó que tanto el comercio como la industria “no están contratando nuevos empleados a sus planteles, pero tampoco están despidiendo”.
Para Ruiz, medidas como Precios transparentes, el plan lanzado recientemente por el Gobierno, “no ayudan a elevar el consumo”.
Las expectativas están puestas, sin embargo, en la obra pública que se viene anunciando y la cosecha del sector rural, aunque desde el agro optaron por mostrarse “cautos”, como consecuencia del desastre climático por las inundaciones.
“Con el aumento de tarifas, a su vez, va a haber menos dinero circulando en la ciudad”, apuntó Ruiz, que adelantó a este diario que analizan emitir algún comunicado desde la CAME al Gobierno para que corrija el rumbo.
“El parate sigue”
En la misma línea, desde el Sindicato de Empleados de Comercio de Junín, Federico Melo afirmó a Democracia que la caída del consumo se siente en la ciudad. “El parate sigue, y febrero está siendo terrible, especialmente para el pequeño y mediano comerciante, porque las cadenas más grandes tienen espalda para aguantar”, afirmó Melo.
“La realidad es que la gente no tiene plata en el bolsillo, y los únicos que se mueven son los supermercados, porque la gente tiene que comer, pero la caída en indumentaria y electrodomésticos, por ejemplo, es muy notoria”, dijo.
Es más, según pudo saber este diario, en el último tiempo el gremio mercantil habría frenado las inspecciones laborales para no “ahorcar” a los comerciantes, que hoy atraviesan una situación difícil desde lo económico.
“Lo más preocupante es que no hay nuevas incorporaciones, cuando otros años tomaban de a 5 ó 6 empleados para reforzar diciembre y el verano”, advirtió. “Es un panorama delicado y de mucha incertidumbre, donde la reactivación que había prometido el Gobierno no se dio”, consideró. Y si bien el sindicato aún no comenzó a discutir las paritarias, adelantó que el 18 por ciento que plantea el oficialismo nacional “es inviable”.
“El campo primero tiene que cosechar”
Alejandro Barbieri, presidente de la Sociedad Rural de Junín (SRJ), afirmó a Democracia que “el campo tiene que tratar de cosechar primero”, porque el sector experimenta una situación complicada por el factor climático. “Si el clima ayuda y continúa, va a haber buenos rindes, pero hay que esperar y ver si el otoño no es muy lluvioso”, dijo el dirigente agropecuario.
“Hay un 40 por ciento del partido que está complicado, estamos con las napas muy altas”, advirtió, y opinó que el sector “va a salir más empardado”, aunque los costos de los insumos se haya disparado.
“Hay 22 mil hectáreas anegadas en el partido”, alertó.
“La cosecha aparenta buena, puede ser que el agro ayude a mover la economía de la ciudad, pero hay que tener mucha cautela, especialmente porque el campo depende del factor climático”, dijo.
En esta línea, el productor afirmó que impulsan un resarcimiento económico para aquellos chacareros que, al elevarse la cota de las lagunas, quedaron inundados, por lo que pidió “algún tipo de exención para aquellos productores ribereños”.
Crítica situación en la Provincia
La actividad de la industria y el comercio no presenta buenas perspectivas para este año en la provincia de Buenos Aires, pese a que los especialistas aguardan que vuelva a crecer la economía tras un lustro de estancamiento, al 3,5% anual. La duda de estos sectores es si la recuperación macroeconómica tendrá un impacto efectivo, que sería clave porque ambas actividades acumulan el 40% del Producto Bruto Geográfico bonaerense.
Según pudo saber este diario, los números que manejan las cámaras empresarias del comercio y la industria son coincidentes al reflejar la situación económica bonaerense: la retracción de la actividad perjudica a las ventas y desinfla el consumo, lo que agudiza la depresión del mercado. Los efectos negativos se verifican especialmente en el Conurbano. Pero tampoco pasan inadvertidos en otras regiones de la Provincia.
Así lo advirtió Fabián Tarrío, quien se desempeña como secretario de Hacienda de la CAME y estuvo a cargo del estudio sobre las ventas minoristas que la entidad desplegó en enero pasado en distintos puntos del país. El trabajo estimó que la actividad del comercio cayó –mayorista y minorista- 2,5% comparada con el mismo mes de 2016. El especialista precisó que los porcentajes negativos son más elevados en los municipios del Gran Buenos Aires.
“La actividad no es la deseada, más allá de que en las Fiestas de fin del año pasado levantó un poco. Con las cuotas, la gente se volcó hacia algunos bienes durables. Mientras que en el Conurbano creció mucho la venta de productos de segunda línea y el trabajo de los almacenes de barrio, debido a una combinación de falta de trabajo e ingresos inestables”, describió Tarrío.
De acuerdo a un estudio de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA), el salario promedio de los empleados registrados alcanzó los $16.949 el año pasado en el Conurbano, pero el nivel de ingresos cayó abruptamente entre los trabajadores de la economía informal, que alcanzan al 40% de la población económicamente activa. Ese cuadro de situación, que se mantiene, no favorece la actividad de los comercios.
Por caso en La Matanza, un distrito cuya población cuenta mayoritariamente con ingresos bajos, un relevamiento municipal determinó que a diciembre de 2016, la caída anualizada de las ventas fue ostensible en los rubros del calzado (-47,22%), mueblería (-44,55%), verdulería (-43,48%), carnicería (-37,37%), almacén (-35,51%), panadería (-30,95%), gastronomía (-21,55%) y electrodomésticos (-20%).
En la industria
En la rama industrial, las “perspectivas de corto plazo no son alentadoras”, aseguró la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA) en su último informe. “Se advierten menores niveles de consumo que desincentivan la producción industrial”, sostuvo la entidad y agregó: “El incremento de las importaciones es una señal de preocupación para la actividad manufacturera”.
Según datos proporcionados por la Uipba, la industria bonaerense cayó 3,9% en 2016. Los sectores que más sufrieron la situación fueron los que producen minerales no metálicos (actividades vinculadas a la construcción), tabaco, papel y cartón, metales comunes (acero) y alimentos. Sólo la refinación de petróleo y los productos químicos mejoraron su rentabilidad el año pasado, dijo la organización.
El peso de la industria bonaerense es determinante a nivel nacional: el 45% de las empresas del sector están radicadas en la Provincia. Entre ellas, el 5,6% son grande (1.485), el 12,3% medianas (3.259), el 34,5% pequeñas (9.109) y el 46,7% (12.568) son microempresas. De estas estadísticas surge la necesidad de incentivar el desarrollo de las Pymes, coincidieron los especialistas.
En este sector, la merma interanual de la industria textil (-22%) –reconocida por las autoridades gubernamentales y reprochada por los partidos de oposición- se debe al “ingreso de productos importados y la persistente caída de las ventas en el mercado local”, sostuvo la FEBA en su informe anual. En este contexto, la industria y el comercio bonaerense necesitan que la reactivación llegue lo antes posible.
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