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VIVIÓ VARIOS AÑOS EN JUNÍN

Falleció en Mendoza el abogado Gabriel Canone

“Cuando se enciende la voz o la pluma de un abogado, se apaga la llama del engaño o la mentira”. Con esta frase, Gabriel Atilio Canone, que murió el lunes a  los 58 años, víctima de una complicación pulmonar, solía darle un tinte de nobleza a su profesión. Había nacido en Ascensión el 17 de abril de 1958 y actualmente residía en Godoy Cruz (Mendoza), luego de haber vivido muchos años en nuestra ciudad.
Precisamente, en Junín desarrolló tareas profesionales en el estudio de la familia Repetti, con sede en la calle Hipólito Yrigoyen 144, donde dejó una hermosa imagen, tanto de idoneidad como de ser humano, cálido y solidario por donde se lo mirara.
Amante de la literatura y fanático de García Márquez, siempre estaba atento a todo lo que se vinculara a las letras, como un buscador incansable. También se sentía atraído por la poesía y por el trabajo de Jorge Luis Borges.
A pesar de su apariencia tranquila, era ansioso, con una ansiedad que por momentos lo devoraba. No podía contenerse. En charlas de amigos, él sostenía que “la vida estaba ahí, para vivirla a mil, a puro nervio. Y para discutirla, compartirla y disfrutarla con seres queridos”.
Era un enamorado de la geografía pampeana. “Si yo nací en el campo”, se defendía para ratificar su romance con la llanura. En el perfil que tenía en el Facebook, subyacen centenares de imágenes que ilustran ese vínculo con el paisaje. A raíz del último lugar que eligió para vivir, también pueden verse diversas imágenes de las bellezas mendocinas, con sus ríos, viñedos, sitios rocosos y plantaciones. Gabriel percibía el campo como un sitio de libertad y se lamentaba por los miedos urbanos: “Veo a los chicos y a los padres llenos de miedo de andar por la calle, ya no miedo de que los chicos jueguen en la calle, sino de transitarla”, se lamentaba.
Quien esto escribe con gran dolor, tuvo una larga y cariñosa ligazón con Gabriel Canone, que nació en su pueblo natal, cuando era muy pequeño. Fue él quien ofició de monaguillo en la misa de esponsales en la parroquia de Ascensión, cuando se formalizó mi casamiento religioso. Reunía cosas que raramente se encuentran en una sola persona. Era todo a la vez, un muchacho de buen corazón, noble, trabajador, leal, culto, divertido, inteligente y siempre apasionado.
Los restos de Gabriel Canone fueron velados en Ascensión, donde ayer por la tarde recibieron cristiana sepultura en el cementerio local.

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