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UNA HISTORIA, VARIAS GENERACIONES

Un juninense rastreó y compró el auto que usó su familia por más de 30 años

El periodista Matías Canzonetta logró encontrar el Fiat 600 que sus abuelos habían adquirido en 1973 y luego pasó a manos de sus padres hasta el 2007, cuando se vendió. Durante tres décadas fue parte de momentos únicos e imborrables, que hoy vuelven a latir.

Desde que el Fiat 600 de la familia Canzonetta se vendió en 2007, Matías no dejó de pensar en él. El auto había acompañado a su familia por más de tres décadas y fue parte de historias de miles de kilómetros por todo el país, con tres generaciones a bordo.
Tan fuertes eran esos recuerdos que poco tiempo después de la venta, el periodista juninense Matías Canzonetta emprendió una incansable búsqueda que finalizó, ocho años después, cuando pudo comprar el mismo auto que sus abuelos habían adquirido hacía 42 años.
El joven de 30 años compartió con Democracia las sensaciones del reencuentro  con esas vivencias.
"El auto es modelo '72. Mi papá, Raúl, que es mecánico, trabajaba en la rectificadora Rive de acá de Junín que, estaba ubicada en Bernardo de Irigoyen y Jean Jaures. Vio que se vendía y le avisó a mi abuelo, Rafael Montalbini, padre de mi mamá (Liliana).  Y ahí llega el auto, en el '73", contó Matías.
El Fiat 600 marrón claro fue comprado a la familia Giambrone. "Ese mismo año comienzan los primeros viajes a Mendoza. En el primero fueron a Córdoba, San Luis, San Juan y Mendoza", contó el periodista.
De esa forma, los abuelos Rafael y Lidia –que hoy ya no están más pero Matías definió como "dos seres increíbles"– comenzaron una tradición que se extendió por varios años y luego seguirían los padres de Matías. Unas dos veces al año viajaban a Tunuyán, Mendoza, para visitar parientes. El auto solía volver siempre "completo" cargado  hasta con un porta equipaje de tomates, ajíes y diversas frutas de la cosecha que tenían sus familiares.
"En el '78 se casan mis viejos y se van de luna de miel con el fitito seis meses de viaje", relató.
Ya entrados los 80, cuando nació Valeria, la hermana mayor de Matías, el auto lo comenzó a usar más Liliana.
"Con el tiempo, el auto quedó en la familia.  Siempre estuvo impecable", dijo Matías.
Un factor clave en la conservación del coche fue que Raúl Canzonetta es mecánico. "Si recalienta y anda con la tapa levantada es porque hay un problema. Si no, no es normal en el Fiat 600", recordó el joven una de las frases de su padre. "Pasaron los años y en mi adolescencia yo viví arriba del fitito. Mis viejos me llevaban al club. A los 17, saqué el carnet de conducir y el auto quedo prácticamente para mí. Era mágico tener un auto a esa edad", expresó.
"Ahí lo empecé a usar continuamente. Iba al Colegio Nacional con mis compañeros de curso Renzo Di Perna, Emanuel Ochoa, Jorge Torres, que son enormes, hoy jugadores de básquet del TNA, en la Liga. Se subían al auto y parecía que venían 3 orangutanes todos retorcidos", dijo Matías, entre risas, y agregó: "Hace poco me lo crucé a Renzo y me dijo 'recuperaste el auto pero yo ya no entro más".
En esa época el auto también fue parte de otras decenas de anécdotas de salidas de pesca, tardes en la Laguna, reuniones de amigos y amigas. "Fueron cosas muy lindas", expresó Matías.
"Después, en 2007, el auto se vendió. Por cuestiones de la vida había que desprenderse y estaba el otro auto. Lo compró una familia de Vedia", dijo.
La espina por haber tenido que vender el auto fue grande para Matías. "Pero siempre pensé que en algún momento se podía llegar a encontrar. Sobre todo que a mí me gustan los fierros como a mi viejo. Eso lo tengo por herencia. Si no hubiera sido periodista capaz terminaba de mecánico como él", confesó.
Al poco tiempo comenzó la búsqueda. La familia que lo había comprado ya no lo tenía. "Pasaron los años y no lo vimos nunca más. Después nos llegó un rumor de que al auto lo habían llevado para correr a una de las categorías de Fiat 600. Entonces yo casi que ahí lo dí por descartado", dijo.
"Más tarde, Internet facilitó mucho la búsqueda hasta de autos. Pones la patente y te sale dónde está ubicado, o en las redes sociales los grupos de Fiat 600 siempre te dan una mano", afirmó.
"Una vez apareció uno muy parecido y dije 'acá está, apareció'. Estaba hecho pomada, trizas. Le escribí a la persona por Facebook. Pensé que debía ser el auto. Al tiempo me contestó y me dijo que no era la patente. Seguían vivas las esperanzas", relató Matías.
En 2014, cuando trabajaba para el programa Bajada de Línea (Canal 9), el periodista juninense conoció a un compañero que era de Vedia, al que le preguntó si sabía algo del fitito.
"Pasó el tiempo, nos separamos del laburo y no nos vimos más. Lo seguí buscando y nada", agregó.
Hasta que el 14 de septiembre del año pasado, en el día de su cumpleaños, Matías recibió un mensaje de su amigo. "Me pone: 'Primero, felíz cumpleaños. Y segundo, ¿este era tu auto?'. Y sí era ese. Tenía la patente grabada en mi cabeza", contó.
De inmediato, el joven llamó a su padre y le pidió que fuera a verlo. "Le dije a mi vieja: 'Traelo como sea'", recordó.
Al principio, Raúl no estuvo muy convencido de volver a adquirirlo ya que el coche no estaba a la perfección como ellos lo habían vendido. "Él es muy detallista. Y hoy, gracias a Dios el auto volvió a la familia y lo puedo tener. Si no fuera por mi viejo, no andaría", aseguró.
"La persona a la que se lo compramos lo había usado un poco y después nunca más. Quedó en el olvido. Por eso también estaba engranado por todos lados, ruedas, caja de cambios, motor. Estaba abandonado en un galpón. Pero lo importante es que conservaba todo lo original. En el tapizado de atrás, si levantas el asiento tiene el nylon. Una locura. Conserva las líneas, los cromados. El color es el original y eso también fue lo que nos llevó traerlo a la familia", dijo.
No se sabe cuántos kilómetros tiene. "Infinitos", dice Matías. Pero los recuerdos siguen intactos. "Adentro del baúl delantero, el coche todavía tenía en gato original", reveló su dueño, orgulloso.

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