Así como los cómputos finales dan cuenta de la amplia falta de apego que sigue habiendo hacia el uso del casco, esas mismas cifras -y siempre teniendo en cuenta que lo observado ayer es la imagen en ministura de lo que sucede todos los días en las calles de esta ciudad- reflejan una muy leve mejoría en la cantidad de vecinos que no solo se ajustaron a lo que establece la ley sino que decidieron cuidarse a ellos mismos. Un conteo similar efectuado por Democracia meses atrás había dejado como conclusión que el 70% de los juninenses que circulan en moto lo hacía sin casco, de lo cual se deduce que entre aquel momento y la actualidad -y más aún en el día posterior al de la muerte de un joven como Miguel Bitar- el mensaje pudo al fin haber empezado a calar en la conciencia colectiva.
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