La fiscalía chilena confirmó haber encontrado el cadáver del exmilitar venezolano disidente Ronald Ojeda, secuestrado hace diez días en su domicilio por cuatro personas que simularon ser de la policía de Chile en un caso que conmocionó al país.
El momento aproximado de la muerte ocurrió hace aproximadamente “siete, diez días, por lo tanto es coincidente además con la fecha en que se produjo el secuestro”, confirmó a la prensa el fiscal del Equipo de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), Héctor Barros.
Agentes de la policía de investigaciones y los equipos del ECOH de la fiscalía se desplazaron a Maipú, un barrio de Santiago donde hay viviendas informales, con el fin de ejecutar una orden de levantar una losa de cemento. El hallazgo del cuerpo fue posible gracias a una retroexcavadora con la que lograron llegar hasta una valija que estaba enterrada a 1,40 metros de profundidad y que estaba debajo de esa losa. Adentro de esa valija estaba el cuerpo.
“Se han realizado las pericias al cuerpo que fue encontrado por la Policía de Investigaciones en este lugar y finalmente podemos, en base a las pruebas que se han realizado, confirmar que corresponden a los restos de Ronald Ojeda, que había sido víctima de secuestro”, señaló Barros. El cuerpo será sometido a una necropsia para determinar la causa de la muerte.
El gobierno chileno atendió el caso con urgencia por la forma profesional en que se llevó a cabo el secuestro el 21 de febrero en la madrugada, supuestamente ejecutado por venezolanos ataviados con uniformes de la policía de investigaciones, en un operativo que fue grabado por las cámaras de seguridad, que mostraban a la víctima en ropa interior siendo extraído de su vivienda en Santiago. La investigación del caso fue decretada como secreta.
El gobierno chileno le había otorgado a Ojeda, de 32 años, la calidad de refugiado, según medios chilenos. En redes sociales, el exmilitar venezolano se definía como “expreso político” y “oficial de las Fuerzas Armadas Venezolana”. El caso causó gran conmoción en un país poco acostumbrado a delitos como los secuestros, e incluso provocó la solicitud de protección por parte de otros venezolanos refugiados, según confirmó el gobierno en días posteriores a la desaparición de Ojeda.
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